Casados por una mentira
Casados por una mentira
Por: Sara Rufino Mejia
1 | Escapando del caos

Leah

Creo que lo maté.

Se lo merecía por asesinar a papá, por su culpa murió, ¿no?

Quiero decir, hay sangre por todas partes, el agua de la bañera se tiñe de rojo, estoy a tiempo de llamar a la ambulancia, ¿verdad? Quizá la bala no dañó ningún órgano importante, aún podría sobrevivir. Con las manos aun temblando dejo caer la pistola y me apresuro a la sala para tomar mi teléfono, de pronto todo a mi alrededor se siente helado, estoy a punto de marcar al 911 y en ese momento llaman a la puerta.

Presa del pánico mi mente comienza a situarme en los peores escenarios posibles. Seguro es la policía, ellos saben que fui yo, todos lo sabrán. Al acercarme a la puerta veo algo completamente irreal, Adrián está frente a la puerta ¿Qué no está medio muerto en la bañera?

—¿Leah?

Tiene que ser una alucinación, parpadeo, incrédula ante lo que veo. Mis piernas flaquean, esto es una pesadilla, yo no quería que nada de esto pasara.

—Oye —se apresura a sostenerme antes de caer —¿Qué pasa? ¿Te sientes bien? —alterna su mirada entre mis pies y mi rostro —Leah —habla con cautela —¿De quién es la sangre?

Me tomo un par de segundos para intentar tranquilizarme y trato de que mi voz suene firme, ahora tiene más sentido, no es Adrián quien está frente a mí, sino su gemelo, Harry.

—De tu hermano.

Pero como toda buena historia, siempre hay que empezar por el principio, al menos así entenderás por qué hice lo que hice.

HACE 8 HORAS.

—¿Lista? —pregunta Daniela, mi mejor amiga —Solo es probarse un vestido no es la gran cosa, sal ya.

—El vestido de mi boda —le recuerdo mientras termino de acomodarlo —me caso en dos días por si no lo sabías.

—Créeme, sé que te vas a casar —dice con cierta irritación.

—Descuida que te seguiré manteniendo al tanto de mi vida.

Creo que estoy lista.

—Lista —abro la puerta y dejo que me vea —los ajustes son lindos ¿Qué opinas?

—Es más pequeño ¿no?

—Lo que importa es que luce bien.

—Te ves linda —se encoge de hombros.

—Daniela, has dicho lo mismo todas las veces que te he mostrado el vestido.

—Porque el vestido sigue siendo el mismo. ¿Qué pretendes con esto? ¿Ser el centro de atención?

—¿El día de mi boda? Por supuesto que quiero ser el centro de atención.

Su actitud últimamente me confunde.

—¿No se supone que deberías estar feliz por mí? ¿Qué diablos pasa contigo? Eres mi amiga.

—En realidad hay algo importante que tengo que decirte.

Me siento a su lado preocupada. Luce cansada.

—Yo —traga saliva y se niega a verme.

—Hey, sea lo que sea estaré contigo.

—No te va a gustar, Leah.

—Soy toda oídos.

—No podré asistir a la boda.

—¿Por qué?

—Me mudo en realidad, hay una oferta de trabajo que me hicieron hace tiempo y la acepté, iré a Noruega. Me voy mañana.

—¿En serio no puedes atrasar tu salida? Es mi boda y eres mi mejor amiga.

—Haré más daño si me quedo.

—¿De qué hablas?

—En algún momento te daré los detalles ¿De acuerdo? ¿Qué te parece si vamos de compras una última vez?

Asiento no muy convencida, regreso para quitarme el vestido y solo pienso en una cosa, ella no sabe cuándo volverá, y yo no tengo idea si en verdad regresará ¿A qué se refería con hacer daño? Algo le está pasando y lleva varias semanas así, debe haber algo más.

Necesito aligerar el ambiente.

—Tengo una reunión de trabajo importante para aclarar un par de cosas.

—La industria de la moda —comenta divertida —sin ti liderando todo seguro que habrían quebrado hace tiempo.

Me gustaba pensar que era cierto, por muy egoísta que sonara, quiero decir he trabajo duro durante mi vida para poder posicionarme como la dueña de la empresa, muchas veces recibí criticas ¿Qué lograrás con la moda? ¿En serio todo lo que haces es vender ropa? ¿Pasarelas? ¿Qué es eso? Es lo que me decían a menudo, me gustaría explicarles que es algo mucho más complejo, pero sus limitadas mentes no lo comprenderían.

La moda es arte, es un sinfín de posibilidades a nuestro alcance, habla sobre lo que somos y quienes queremos ser.

—Menos mal que llegué para liderar.

—Lamento que hayas tenido que perder a tu padre para que eso pasara.

Ah, la muerte de papá, otro tema complejo, prefiero no pensar en ello justo ahora, desde que murió mamá asumió la responsabilidad de su empresa dejándome al fin, tener libertad en mi empresa.

—Sí, todos lamentaron su perdida.

Mientras seguimos buscando ropa, encuentro a Dani en el área de lencería.

—Vaya ¿Piensas verte con alguien para decirle adiós? —la golpeo ligeramente con el codo.

—Leah —guarda la prenda como si fuera un delito que la viera —creí que seguirías buscando vestidos.

—Tengo los suficientes.

—Ah, sí, la prenda, no, no es para nada en especial, solo estaba viendo.

—Bien, ya tengo que irme, iré a pagar —comienzo a alejarme y me detiene del brazo —¿Ya me extrañas? Todavía no me voy.

—Quiero que sepas que eres mi mejor amiga ¿Sí? Siempre lo has sido, llegaste a mi vida cuando más lo necesitaba.

—Daniela, no quiero que te pongas sentimental en este momento, ya llegará nuestra despedida mañana.

—Lo siento —agacha la cabeza.

—No te disculpes, cuídate ¿Sí? Y si escogerás lencería, te recomiendo el rojo, los vuelve locos.

Había quedado de verme con Adrián, no importa si tenemos que posponer esta cena, tendremos toda la vida para estar juntos.

Llamada entrante: Adrián.

—Amor, justo estaba pensando en ti.

—Hola, cielo ¿Dónde estás?

—Manejando de camino a la empresa, siento tanto que nuestra cena deba cancelarse, pero el deber llama.

—No te preocupes mi vida, tendremos tiempo de sobra para estar juntos ¿Entonces no vendrás a casa?

—Me temo que no —veo el puente, estoy cerca de la empresa —¿Dónde estás tú ahora?

—Tu madre quiere que arregle un par de cosas antes de la boda, ya sabes debo dejar todo en orden o si no me matará, con eso de que es la nueva dueña se ha puesto mandona.

—Me imagino. Oye, no había tenido tiempo de decírtelo, pero Daniela se muda, ya que no estarás en casa imagino que tampoco podrá despedirse de ti, si tienes tiempo podemos llevarla mañana temprano al aeropuerto.

—Claro, amor. También tengo noticias, ahora que las cosas están mejor con mis padres me pidieron que invitara a Harry, el muy maldito dijo que no podía venir, ni siquiera le importó que se tratara de mi boda.

Harry, fueron contadas las veces que estuve con él, la verdad es que es un hombre insoportable, se cree la gran cosa por ser un importante empresario, es un engreído, que además alega que me odia cuando yo no he metido con él, me alegra no tener que verlo. parece que todo ser viviente le molesta.

—Es una pena, amor, seguro que ya habrá otra ocasión para que puedan verse.

—Sí, quizá, tengo que dejarte, cielo, me llama tu madre.

—Sí, hasta mañana.

Al llegar al edificio me apresuré a entrar, Lucas me acompañó con una sonrisa, de todos mis trabajadores, Lucas era el único en el que confiaba.

Trabaja en seguridad, siempre dije que era algo así como mi hacker personal, no sé si en realidad es muy inteligente o es que yo desconozco por completo el tema, pero siempre me ha sorprendido su conocimiento.

La reunión empieza y terminamos de presentar los planes.

—Karen —me dirijo a mi asistente —¿Tenemos libre la próxima semana?

—Estará en su luna de miel.

—La luna de miel —repito, pensativa —bien. Sharon encárgate de hablar con los inversionistas.

—Por supuesto, jefa.

—Creo que son todos los temas que deben ser tratados el día de hoy, estamos despedidos, buen trabajo, equipo.

Recojo mis cosas y los papeles mientras saco mi celular para llamarlo, quizá sí tenga oportunidad de estar con mi prometido.  

—Leah ¿Tienes un momento? —bloquea el paso quedándose en la puerta.

—La verdad es que sí, pero estoy cansada ¿Esto es de vida o muerte?

—Yo diría que peor.

Eso llama mi atención.

—Supongo que no tendré mi cena con Adrián.

—Me temo que de eso tenemos que hablar.

—Bien, Lucas, tienes toda mi atención.

Cierro la puerta y tomamos asiento, podré estar al pendiente si alguien llega a interrumpirnos, las sala de reuniones es de cristal. Lucas saca su laptop y la deja frente a mí, hay una ventana abierta, pero la pantalla es negra, no hay nada aquí.

—Necesito que me digas si quieres las noticias malas o las muy, muy malas.

—Las malas.

Con un solo click la imagen aparece en la pantalla, al principio creo que no es nada del otro mundo, simplemente es Adrián revisando algo en su portafolio.

—Es mi novio.

—Sí ¿Recuerdas que se quedó una semana contigo?

—Sí, debió ser hace poco porque recién te pedí que instalaras las cámaras de seguridad en casa.

—Bueno, deberías escuchar lo que tiene que decir —me pasa unos audífonos y lo escucho con claridad.

Alguien toca a la puerta, Adrián le abre y regresan al comedor, son dos hombres vistiendo de traje, lo que uno saca del bolsillo me deja helada, es un arma.

—Misión cumplida, jefe.

¿Jefe?

—¿Supuso algún problema?

—No —responde el otro —cooperó y después lo asesinamos como pidió.

—Bien hecho, debo impresionar al jefe, alguien tan distinguido como Nick Lancaster me puede llevar a ser parte de la asamblea, debo entrar a cualquier costo ¿Sigue sin haber sospechas del padre de Leah?

—No hay sospechas, señor, todos siguen creyendo que fue un accidente de auto.

Creo que mi corazón se ha detenido en este momento, mi visión comienza a ser borrosa por las lágrimas que amenazan con salir.

—El patético señor Molina, creí que deshaciéndome de él tendría el camino libre, pero ahora es su esposa la que está al mando de la empresa.

—¿Quiere que acabemos con ella, señor?

—No —guarda el arma en el maletín —espera mis indicaciones, su paga ya fue enviada, gracias por los servicios prestados, caballeros.

—Permiso.

Observo como sube y lo deja en la habitación, me quito los audífonos sin poder creerlo.

—¿Qué es esto?

—Mis cámaras detectan actividad peligrosa, reconocen si hay un arma, explosivos o cualquier cosa similar, me había llegado una notificación, pero olvidé desactivarlas ya que, bueno, es tu casa, cuando vi el arma tuve que analizar la escena completa.

—Lo han llamado señor ¿Trabajan para él?

—Eso parece.

Por primera vez, siento que en realidad no sé nada de Adrián, ni siquiera puedo procesar que haya asesinado a mi padre, estuvo ahí conmigo, me acompañó al funeral, dio palabras ese día ¿Y todo este tiempo él fue el responsable?

—¿Quién es en realidad?

—Trabaja para…

—¡¿Para qué?!

—La mafia.

—No es posible.

—Eso no es todo.

—¿Quieres decir que hay más? —no me lo creo, en serio, no sé con qué clase de hombre pretendía casarme.

—Mejor velo tú misma, esto ocurrió ayer en la noche que no estuviste en tu casa.

La primera imagen basta para que el estómago se me revuelva, Adrián está besando a Daniela y no solo eso, están desnudos en mi cama.

Sea lo que sea que esté sintiendo justo ahora se está intensificando.

Sí, me estaba siendo infiel, por eso la hipócrita de Daniela no irá a la boda. Apago el portátil y me levanto molesta tomando mi bolsa.

—Espera ¿Qué quieres que haga?

—Ve a mi casa y quema mis sabanas.

Yo me dirijo al coche, conduciendo tensa al volante, voy directo a su casa, esta vez me va escuchar, a la velocidad con la que he conducido me sorprende no haber chocado, no tardo demasiado y por suerte, tengo la llave de su casa.

Entro furiosa porque ambos me vieron la cara y esto solo se pone peor cuando abro la puerta.

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