Laura se despertó y rodó su mirada hasta su brazo herido que estaba vendado. Dejó salir un bostezo y después volteó a mirar rápidamente hacia la puerta al escuchar que la abrieron.
—¡Ah…! Ya estás despierta —soltó su madre bastante sonriente—. Preparé el desayuno, arréglate y baja.
—Sí, ya voy —aceptó Laura mientras bajaba de la cama.
—¿Estás segura que quieres ir a clase? —preguntó su madre preocupada—, puedes quedarte hoy en la casa.
—No, estamos terminando tema en biología y hoy tenemos un examen de esa materia y no quiero faltar.
—Bien —aceptó su madre. Sabía que a Laura no le gustaba que se metieran con sus estudios, en eso era muy decidida.
Al ya estar desayunando, la señora no dejaba de reparar a Laura, se veía de p&eac