Hermes dio un paso hacia adelante, hundiendo su zapato en lo profundo del barro.
-Aléjate- Murmuró Hera, abrazando más fuerte a la niña quien se removió en sus brazos con incomodidad, porque si bien aun no comprendía el mundo que la rodeaba, sabía que esa no era su madre- Quieres quitarme a la bebé. Es mía.-gruñó-
-No mi amor- dijo suvamemente.- No es esa mi intención.
Selene abrió grandes los ojos al escuchar el dulce apodo. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué le estaba hablando de esa forma? Pero al ver el rostro de sorpresa de Hera, supo lo que estaba tramando y por eso le había dicho que no se metiera. Selene hizo su parte y le siguió la corriente a Hermes aunque le doliera en el alma.
-Hermes… ¿Q-Que sucede? ¿por qué la llamas amor?- dijo con una angustia fingida.
-Lo siento Selene… Pero mi esposa es ella.
-Espera… ¿No te divorciaste?- dijo con un nudo en la garganta- ¿No íbamos a formar una familia? Me prometiste que nos casaríamos y…
-No.- sentenció con dureza- ¿Realmente