—Se lo enviaré a Serenity, que lo cuidará ella.
Josh quería ayudar a su amigo.
—Zachary está borracho y balbuceando ahora. Lo que acaba de decir solo empeoraría las cosas si Serenity lo oyera.—advirtió Duncan.
—Entonces, lo enviaré de vuelta a la villa de Avena.—dijo Josh.
Duncan estuvo de acuerdo.
Los tres salieron del bar. Duncan ayudó a Josh a meter a Zachary en el coche, le dio algunos consejos y vio a Josh llevarse a Zachary, luego llamó al chófer para que viniera a recogerlo.
De camino a la villa de Avena, Zachary seguía murmurando de vez en cuando, como "Serenity, te quiero, no me dejes", o "¿Qué más quieres que haga yo? Te digo, que no tengo que estar contigo".
Una y otra vez fueron las mismas frases.
Era una lucha entre el amor y su autoestima. En un momento, prevaleció el amor, y en otro, prevaleció la autoestima.
Una hora más tarde, el coche de Josh entró en la villa de Avena.
Llamó a la anciana con antelación, y la anciana le estaba esperando en el portón de la casa.
—Abuel