Felipe y los sirvientes apenas se atrevían a respirar.
Después de un tiempo, Zachary elevó la voz y le dijo a Felipe:
—Ve a buscar mi cargador y carga el teléfono celular de Serenity.
—Sí.
Felipe se apresuró a ayudar a Serenity a encontrar el cargador.
No sabía que si Zachary permitía que Serenity cargara el teléfono significaba que Zachary la dejaría ir.
De hecho, Felipe también creía que Zachary no debería poner a Serenity bajo arresto domiciliario, sino permitir que se fuera y que ambos se calmaran.
Sin embargo, Felipe no se atrevía a expresar esa opinión.
Zachary tomaba muy en serio a Serenity y temía que si ella se fuera, no regresaría nunca más.
Por eso, mantenía a Serenity a su lado, pero eso solo profundizaría aún más el conflicto en la pareja.
Pronto, Felipe trajo el cargador.
Se lo entregó a Zachary.
Zachary, a su vez, le entregó el cargador nuevamente a Serenity. No pudo evitar tomar su mano y suplicar:
—Seren, no vuelvas a mencionar el divorcio, ¿de acuerdo?
Serenity retiró