Como Carina ni siquiera quiso decir su verdadero nombre, Serenity y los demás no le preguntaron de dónde era.
Al oír que Audrey le recordaba de vez en cuando a William que bajara las escaleras despacio, todos dejaron de bromear y miraron hacia las escaleras.
Algunos de los jóvenes intentaron ayudar a William, pero éste sonrió y dijo: Gracias, pero no, no estoy tan débil.
Los jóvenes eran casi todos descendientes de Valencia.
William se sintió muy alegre.
Había pensado que la familia de Valencia estaba destrozada, pero por suerte había encontrado a las dos hijas de Valencia y éstas habían tenido descendientes.
El linaje de Valencia no había perecido.
Sonny no había conocido a William y, cuando lo vio, se metió a los brazos de Serenity.
Serenity le susurró, —Sonny, es el viejo abuelo del que te hablé.
Sonny no dijo nada, miró a William parpadeando con sus grandes ojos brillantes.
William se sentó y saludó a la vieja señora York y a los demás.
La vieja señora York preguntó con preocupació