Isabela se rio y dijo: —Si papá y mamá te oyeran decir eso, se pondrían tristes y dirían que eres un desagradecido.
—Te quieren mucho y por eso me tratan bien.
La principal razón por la que los padres de Callum se mostraban así de amables con Isabela era porque ella era su nuera.
Querían a su hijo y querían que fuera feliz, por eso se portaban tan bien con su nuera.
Isabela pensó que Dios tenía algo pensado para ella y que, después de veinte años de vida dura, por fin le habían dado el calor real.
Estaba casada con Callum y tenía suegros que la trataban como a su propia hija.
Durante el resto de su vida, nunca tuvo que preocuparse por las tormentas que atravesaba.
Su marido y su familia política eran su sólido respaldo y la protegerán de la tormenta.
Isabela estaba agradecida a la abuela, que no tenía ni idea de por qué la había elegido cuando aún era ciega.
Del mismo modo, agradecía que Callum nunca le disgustara, ya fuera por su anterior ceguera o por su actual incapacidad para tener