—Así es. No importa el género, la salud del bebé es lo más importante, además, el género del bebé es decidido por el hombre.

—Seren.

Llegó la voz familiar de Abuela May.

Tanto Elisa como Serenity miraron hacia la puerta de la oficina y vieron a Abuela May y Cecilia entrar juntas.

Cecilia también llevaba cuatro loncheras térmicas.

—Abuela, ¿por qué estás aquí?

—Abuela May.

Ambas hermanas se pusieron de pie.

Cuando Serenity vio las loncheras en la mano de Cecilia, entendió que la razón por la que Abuela May vino de repente fue para entregarle comida.

Abuela May sonrió y dijo: —Es mediodía, ¿no? Hace mucho sol afuera y no quiero que pases mucho calor, así que Cecilia y yo te traeremos el amuerzo. Después de que termines de comer, aun podrás descansar.

Luego, Abuela May miró a Elisa con una sonrisa y le saludó: —Chilita, mucho tiempo sin verte.

Elisa respondió con impotencia: —Abuela May, soy mayor que Seren. ¿Por qué todavía me llamas Chilita? Ahora soy muy gentil.

Abuela May sonrió y dij