Marisela le siguió a su esposo hasta la puerta de la casa. Alfonso, en cambio, le dio un ultimátum antes de subir al coche:
—Dile a Liliana. Si ella insiste en intervenir en el matrimonio de otra familia, romperé nuestra relación padre-hija.
A Marisela le sorprendió lo que dijo y no pudo decir ni una palabra hasta que su esposo se fue.
Volvió a la casa en silencio y descubrió a su hija llorando sentada en el sofá. Siendo su madre, sentía pena por ella, pero de todas maneras trató de convencerle. Entonces se le acercó y dijo:
—Liliana, ¿cómo puedes hacer algo así?
—El joven es Mr. York de Wiltspoon, ¿verdad? Sí que es un hombre excelente, pero ya está casado. El hecho de enviar tales fotos a su esposa no significa más que intervenir en su matrimonio. Seguro que sabes qué van a decir sobre ti los chismes.
—Eres una chica estupenda. Entiendo que muy pocos hombres cumplen con tus requisitos. Si Mr. York estuviera soltero, te apoyaríamos yo y tu papá.
—Pero ya tiene una esposa, ¿no? Olvíd