Alfonso reprochó en voz alta:
—¿Qué haces allá? ¡Ven aquí, date prisa!
Liliana no quedó más remedio que obedecer a su padre, se acercó a él y preguntó con una sonrisa embarazosa:
—Hola, papá. ¿A qué hora volviste? ¿Por qué no me avisaste antes?
Al recibir una queja de Zachary, Alfonso regresó, pero no fue a su casa directamente, sino que siguió a Liliana en secreto. Después de ver con sus propios ojos, que su hija estaba efectivamente con un hombre cuya figura se parecía a la de Zachary, volvió a casa esa noche.
Alfonso no dijo ni una palabra.
Liliana miró a su madre que estaba sentada al lado, la cual hizo guiños a su hija como si estuviera diciendo que Alfonso estaba muy enfadado.
«Fue el falso Zachary quien me acompañaba a casa, ¿acaso lo vieron mis padres? Pero, cuando salí del coche, no los vi delante de la casa. Entonces, ¿por qué está tan enojado mi padre?», pensó.
—¡Papá! —Liliana se acercó a sus padres—. ¿Qué te pasa? ¿Por qué tienes mala cara? ¿Quién te enojó? Pues, dímelo, l