A Liberty no le preocupaba la mala vida que llevaba su exesposo desde el divorcio.
Su vida se volvía cada vez más feliz.
Alrededor de las 4 de la mañana, llegó al Buen Apetito con su hijo, a quien había despertado.
Así comenzaba un día ajetreado.
Sonny era pequeño y se volvió a quedar dormido en el camino.
Después de llegar a la tienda, Liberty juntó dos sillas y dejó que su hijo durmiera en ellas, y colocó varias sillas al lado para evitar que Sonny se volteara y cayera al suelo.
Las dos empleadas que había contratado llegaron a trabajar a las seis de la mañana.
Por lo general, el horario de mayor actividad era de 6:30 a 9:30.
Serenity llegó a recoger a Sonny alrededor de las 7 de la mañana.
En ese momento, Sonny ya estaba despierto.
El pequeño fue muy obediente y no lloró ni se quejó después de despertarse. Se sentó en la caja y jugó con el juego de bloques de construcción que aún no había armado.
—Hermana.
Serenity entró y llamó a su hermana. Al ver que la tienda ya estaba llena de