Callum la miró y le dijo.—No puedes ver, aunque pase un autobús, no puedes pararlo.
—Los guardias de la puerta principal son muy entusiastas. Me ayudan a parar el autobús todos los días y me ven subir al autobús.—contestó Isabela.
Callum dejó de hablar.
Ambas personas no se conocían muy bien.
Callum no tenía intención de pasar a la acción tan pronto, después de ser engañado por su cuñada, se había mostrado pasivo en su cortejo de Isabela para no dejarse poner en chiste por su hermano y su cuñada, pero su conocimiento de Isabela era muy limitado.
La abuela solo le había proporcionado la más básica información, aparte de eso, no sabía nada.
Sin comprensión, sin familiaridad, por supuesto no había tema de conversación.
En este viaje, él conducía atentamente y ella escuchaba con atención la música del coche.
Cuando el coche se detuvo, ya había llegado a Primavera en Flor.
Callum inclinó ligeramente la cabeza y le dijo a Isabela.—Señorita Nuñez, hemos llegado a tu florista.
Isabela le dio l