—También vendemos macetas, abonos, tierra nutritiva, etc... Aquí tenemos de todo, ¿qué necesita usted?—contestó Isabela manteniendo la sonrisa.
Callum frunció los labios. La mujer delante de él, que siempre hablaba con una sonrisa, emitía una sensación ligero, pero en realidad era labiosa.
—Solo para mirar.
Dijo Callum, pasando junto a Isabela y entrando en la tienda, paseando por su floristería.
Después de un rápido recorrido, giró la cabeza y se dio cuenta de que Isabela siempre estaba no muy lejos detrás de él.
Fingía ser ciega, pero podía seguir a la gente, ¿no se revelaba?
—¿Señor?
Isabela no pudo oír los sutiles pasos de Callum y le llamó con la cara vuelta en una dirección.
Al ver esta expresión en su rostro, Callum estaba de nuevo un poco inseguro, ¿era realmente ciega o falsa?
Callum decidió poner a prueba a Isabela.
Miró alrededor de la floristería y finalmente se detuvo en un cactus. Tomó suavemente la maceta de cactus, luego la colocó sobre la caja y le dijo a Isabela.—Me l