—De media hora en la casa, lo que más conseguí fueron las tarjetas.
—Es así. La gente mantiene una relación contigo por fama y fortuna, y ¿quién quiere prestarte atención cuando no puede conseguir nada de ti? ¿Hay alguna postre que quieres comer? Iré a traerte algo de comer.—sonrió Elisa.
—Acabo de ver que esos postres son exquisitos, creo que estarán muy ricos. Tráeme un poco, ya he comido en la tienda y no tengo mucha hambre.
Serenity, que tenía preferencia por los dulces, quería probarlos al ver tantos postres deliciosos.
En el pasado, cuando acompañaba a Jasmine y seguía a la tía de Jasmine a los banquetes, las dos se quedaban en un rincón para comer y beber. Sus favoritos eran aquellos postres mucho más sabrosos que los de las pastelerías normales.
—No hay problema.
Elisa se levantó y fue a coger los postres para Serenity.
Después de un rato, volvió con las manos vacías, pero la seguían dos sirvientes de la familia Romero, ambos llevaban bandejas con los postres y tapas que Elisa