Polo Juárez y Lucía García llegaron a la mansión.
El lugar donde vivían Nicolás Juárez y Estela Moreno se llamaba Bahía del Viento, y era el lugar con la mejor vista en toda la mansión.
Con montañas detrás y frente al mar, el paisaje era infinitamente hermoso. Había todo tipo de pabellones y terrazas en el jardín, como la residencia de una familia adinerada en la antigüedad.
Lucía se quedó asombrada mientras caminaba.
Parecía que Domingo favorecía mucho a su hijo mayor. Aunque era inútil y débil, seguía recibiendo lo mejor de toda la familia.
—Mi abuelo siempre ha sido cariñoso con mi padre—, dijo Polo mientras sostenía su pequeña mano y sonreía ligeramente. —Por eso mi tío siempre me mira con desagrado.
—¿Realmente las personas tratan de manera diferente a sus propios hijos?
Preguntó Lucía García curiosa.
El padre de Polo era un hombre callado y honesto. Si a Domingo Juárez le gustara alguien, seguramente sería alguien como Carlos Juárez, alguien elocuente y con habilidad de palabra.