Para la fiesta de graduación faltaba casi un mes, por lo tanto, Delfina pensaba en su cumpleaños abrirá las puertas de su casa a sus mejores amigos de la escuela y de la filarmónica, sus compañeros y compañeras de natación. Lo hablaba con su madre esa tarde, ésta le decía
- ¿Qué piensas hacer hija para sa gran fecha que es tu cumpleaños? - mientras sonreía, estaban sentadas las dos en la sala comedor bebiendo un rico té.
¡Invitaré a todos mis compañeros de la filarmónica y a los de mi clase los cuales me aprecian en general! -
- ¡Bien hija, será como tú digas y se hará como lo desees! -
Marcos y Antonella ya habían llegado a la casa se encontraban descansando, por suerte pensó Delfina no los vi, y si pudiera ser invisible para Antonella lo sería. Pero su cuñada iba a estar en su cumpleaños y de seguro iba a invitar a su familia, huy, Dios que rabia pensaba Delfina, pero trataba de estar bien porque quería disfrutar lo mejor que podía ese día. Faltaban dos días para su cumpleaño