331. ¿Qué soy ahora?
Jason
El rugido de la moto cortaba la noche, pero ya no era suficiente para ahogar lo que sentía. Un dolor que me desgarraba el pecho, un vacío que lo engullía todo. Aceleré, rasgando la carretera sin rumbo, sin lógica, como si la velocidad pudiera borrar su imagen. Como si pudiera hacerme olvidar. Pero no lo hacía. Solo aumentaba el peso. Solo hacía que el lobo dentro de mí aullara más fuerte.
Me detuve en un bar cualquiera, un agujero inmundo donde el aire olía a cigarrillo viejo y a desesperación. Era perfecto para la mierda en que me había convertido. Me senté en el rincón más oscuro, pedí un vaso de whisky. Luego otro. Y otro más. Perdí la cuenta, perdí el tiempo, pero el alcohol ardiendo en la garganta no apagaba el dolor. No la apagaba a ella. La imagen de esa mirada, esas palabras que aún resonaban en mi cabeza, cortantes como cuchillas:
"Solo somos primos".
Como si eso no me destruyera. Como si no abriera una herida que sangraba más que cualquier golpe físico.
Apreté el vaso