Jason

Las palabras de ella golpearon fuerte en mi pecho.

"Tenemos que hablar".

El tono... no era como antes.

No había dulzura, ni el brillo malicioso que siempre venía cuando ella me provocaba.

Era serio.

Firme.

Un peso que me dejó más tenso que cualquier guerra.

Levanté su rostro con una mano, dejando que mis ojos se sumergieran en los de ella.

Pero lo que encontré... no era lo que yo quería ver.

Ella estaba lastimada. Herida. Y peor... distante.

Su mirada no mentía.

Antes de que pudiera sostenerla un segundo más, ella se zafó de mis brazos con un movimiento suave, pero decidido.

"Me gustaría que te quedaras", dijo, la voz aún firme. "O que vinieras durante los entrenamientos. Pero no puedo exigirte eso".

Cerré los puños por reflejo.

Ella respiró hondo y continuó:

"Pero... deberías conocer a mi familia de verdad. Ver que no son monstruos, como tu abuelo los pintó".

Bufé, dejando caer los hombros.

Ella no tenía ni idea. Ninguna.

"No sabes nada", gruñí, la voz fallando.

Ella giró el cu