Una taza de café es la mejor respuesta a muchas interrogantes.
(Anónimo)(...)
Eloise Adams.
8:00 a.m.
¡Corre! ¡Corre! Una voz masculina gritaba dentro de mi cabeza, como podía lo obedecía y corría, corría entre las infinitas siembras de café, sintiendo que lo hacía en círculos. El miedo y los nervios eran los dueños de mi cuerpo, haciendo que mis manos sudaban y que pequeñas gotas de sudor bajaban por mí frente a mi cuello, los latidos agotaban en forma desesperada mi pecho.
Parecía un laberinto, sentía como alguien me proseguía y por eso corría, corría y corría. ¡Huye! ¡Huye! La voz masculina iba y venía, advirtiéndome y ordenando que huyera