POV DE JASON
El aroma del jazmín se suponía que debía ser un consuelo. En este jardín amurallado, el mundo siempre se había desvanecido, dejando únicamente el zumbido de las abejas, el murmullo de la fuente y la tranquila verdad de mi propia mente. Esta noche, era un santuario que necesitaba desesperadamente. El peso de la Ciudadela—los susurros, la política, los dos cuerpos silenciosos y envenenados—se había convertido en una punzada física entre mis omóplatos.
Y entonces ella apareció.
No Elizabeth, que se había vuelto una sombra persistente, perfumada a lavanda, en mis pasillos. Kira. Su presencia era una presión distinta, una que al mismo tiempo levantaba y aplastaba mi corazón. Se movía entre el crepúsculo como si fuera parte de él, sus ojos grises conteniendo una tormenta propia.
Cuando preguntó sobre los rumores de Simeon, sobre Sarah, una esperanza frágil y peligrosa chispeó entre nosotros. Era la primera luz real que veía en meses. Mis dedos encontraron los de ella, y por un