11. NO ES TAN FÁCIL ESCAPAR
NATHAN
Al otro día, de vuelta en la oficina, el timbre del teléfono fijo suena y suena sin cesar ¡maldición!
—¡Juliana! —le rujo a mi supuesta secretaria que parece haberse ido de nuevo de su puesto a hacer lo que le da la gana.
—Maldita sea, ¡dígame! —descuelgo la línea dejando de firmar los documentos importantes que tenía delante.
—Se… Señor Langford, disculpe, llamaba a la línea de su secretaria…
—Salió al baño, dígame, ¿qué sucede?
—Aquí hay una señorita que pregunta por una cita, se llama… —hace una pausa y escucho esa voz que hace estremecer mis oídos.
—Trinity Miller —por alguna razón me tenso y mi lobo se levanta enseguida prestando atención.
—Concédale la cita ahora, súbala personalmente a mi oficina —le doy instrucciones y cuelgo.
Me levanto a ponerme el saco y me aliso el cabello con la mano, arreglo los papeles sobre el escritorio mientras pienso en una y mil palabras que decir para intentar arreglar las cosas.
He leído el informe sobre ella y la verdad, fui un ma