CAPÍTULO 51
Vicente observó con detalle cada gesto de su hijo.

Fabiano se acomodó en su silla antes de fijar su mirada en el mayor y responderle.

—Lo sé. ¿Qué otro motivo, tendría un maldito como tú, para correr a los pies del creador? El cáncer es un juez y verdugo de la humanidad. Aunque a veces le llega a personas inocentes.

Vicent sintió su corazón romperse. Esta era la última oportunidad de ganarse el perdón de su hijo y todo parecía indicar que no lo conseguiría. Entonces una pregunta llegó a su boca.

—¿Vicent lo sabe?

Fabiano negó con la cabeza.

—No, yo lo descubrí un día que te escuché quejarte del dolor al subir las escaleras. Entonces te seguí hasta tu habitación y te escuché hablar con el doctor.

—Me quedan pocos días de vida.

Fabiano sintió un vacío en el pecho. No, por su padre. Si no porque se imaginaba el dolor que sufrirá su hermano cuando el viejo se muriera.

—No te voy a decir que me alegra, porque sé que mi hermano t
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