Anabella se encontraba completamente perturbada en su habitación su madre había salido de ella. Había leído lo que ella le mostró en el celular acerca de la ludopatía y ella había negado todo y eso la hacía sentir tan impotente. No tenía ni la más mínima idea que hacer, ni cómo actuar, pero tenía que hacerlo, tenía que convencer a su madre que se encontraba enferma y que sobre todo necesitaba ayuda.
sus pensamientos pasaban uno a uno por su cabeza, que lo único que pudo hacer en ese momento fue irse a dormir, y ya no pensar en las distintas cosas que tenía en la cabeza, así que se fue a dormir de manera inmediata.
Tuvo un sueño bastante inquiero, Andolliini entraba y salía de su sueño, siempre parado sin mencionar palabra alguna, o mirándola fijamente, parecía querer decirle muchas cosas, pero a la vez no, el calor que comenzaba a sentir por encontrarse ahí era demasiado abrumador, tenía unas ganas inmensas de llorar, pero no podían salir las lágrimas, el dolor que sentía en el pech