¡Mis lobas! Me tomo un momento para compartir con ustedes... ¡Madre mía! Jajaja, ¡hasta yo me emociono y río mientras escribo! Grito como si estuviera loca y siento la angustia a flor de piel. Pero sí, nuestro alfa va a tomar cartas en el asunto. Así que prepárense, nos vemos en el próximo capítulo... ¡No puedo esperar a que lo lean!
C77 - LLEVAS VIDA DENTRO, PEQUEÑA.Sus palabras fueron como un golpe. Y dolieron. Más de lo que quería admitir.Porque sí, Zayden había estado con ella. Una y muchas veces. Con besos, caricias, promesas de protección. Pero jamás... jamás le dio su marca.Luego recordó a Kendra. Sus burlas. Su rostro lleno de suficiencia.Y recordó también la realidad más hiriente: él no había ido a verla ni una sola vez desde que despertó.Mientras su mente era un torbellino, sintió la mano de Leonard sobre la suya.Gentil. Cálida.—Me gustas, Odette. —confesó él, firme—. Desde que te vi... me gustaste.Ella parpadeó incómoda, y apartó la mano con suavidad. Abrió la boca para responder, pero Leonard no se detuvo.—No creo en los vínculos predestinados. —dijo, triste—. Aunque mi hermana haya encontrado el suyo... yo no lo espero.Odette frunció el ceño, confundida. ¿Por qué diría eso?Leonard la miró con una calma extraña.—Los Alfas de Corazón de Plata no nacimos para el amor. Sobre nosotros pesa un a
C78- HABÍA HECHO LO CORRECTO.Willow sentía el latido acelerado de su corazón, un ritmo agitado que no podía controlar. Y Ryland se acercó con una sonrisa suave, no parecía notar la tormenta interna que la azotaba.—¿Qué pasa? —dijo, con una ligera diversión en sus palabras—. ¿Por qué esa cara? ¿Estás nerviosa por la ceremonia?Willow tragó con dificultad y se dio valor.—No —murmuró—. No es eso.Ryland la observó un momento, su mirada fija, escrutadora. Y entonces, con una sonrisa aún más amplia, dio un paso más hacia ella y tomó sus manos, suavemente, como si fuera un gesto de consuelo.—Entonces, ¿qué es?El corazón de Willow latía a toda velocidad, casi ensordeciéndola. A su lado, su loba quería acurrucarse con él, disfrutar del toque, la cercanía. Pero sabía que no podía ocultarlo por mucho más tiempo. En su tercer mes, sería evidente. El olor... El aroma de su hijo, el que no pertenecía a Ryland.Tenía que decírselo, ahora.Apartó sus manos de las de él y dio un paso atrás; el a
C79 - LA MARCA DEL ALFA.Esa noche, el cielo se oscureció de repente, como si un manto pesado se hubiera desplegado sobre la Manada Luna Roja. Los primeros truenos retumbaron a lo lejos, anunciando una tormenta que ya se sentía en el aire.Odette se quedó de pie frente a la puerta, las palabras de Leonard aún resonando en su mente. Era la salida fácil, lo sabía. Aceptar su oferta, huir con él y dejar todo atrás.Pero no podía. No iba a dejarse llevar por la comodidad. No era esa la mujer que quería ser.Así que había tomado su propia decisión.Hablaría con Zayden.Pondría fin al acuerdo, al menos por su parte. Luego, iría con su prima Seraphina, se quedaría en su manada, y con el tiempo, olvidaría todo.Lo olvidaría a él.Sin embargo, apenas abrió la puerta, un estremecimiento recorrió su cuerpo, porque cierto alfa de cabello oscuro y ojos azules la estaba esperando.Creyó que era una señal del destino y que mejor era hablar cuanto antes.—Qué bueno que estás aquí —dijo, forzando una s
C80- TAL VEZ NUNCA VUELVA.Un silencio espeso cayó entre los dos. Y en ese vacío, el miedo se abrió paso en el pecho de Odette como una cuchilla oxidada, cortando más hondo con cada latido.«¿Por qué no siento nada…?»El pensamiento le golpeó como un trueno, mientras una mano temblorosa se alzaba hasta su cuello, rozando la marca ardiente.«¿Acaso…? ¿No puedo responder… porque ya estoy marcada?»La imagen de Ragnar apareció como un espectro indeseado. Su rechazo, su traición… aún la perseguían.«Pero él me rechazó. Me dejó. No… No puedo seguir encadenada a él.»Un sollozo seco le subió por la garganta. Y el aire se volvió espeso. Zayden no dijo nada al principio, pero su mirada lo gritaba todo. Su piel estaba tensa, los ojos brillando con una furia silente… y un dolor que no sabía esconder. Porque él sí lo había sentido. Como fuego. Como destino. Como verdad.Odette era su compañera.Pero él… no era el suyo.Odette retrocedió un paso, los dedos presionando la piel marcada.Dolía. Ardí
C81- BATALLAS.Odette permaneció inmóvil por un momento, procesando las palabras de Willow, que flotaban en el aire como algo irreal.«¿Embarazada?»No podía creerlo.Pero cuando Willow, con los ojos llenos de lágrimas, dio un paso hacia ella, Odette reaccionó automáticamente. Abrió los brazos, y en un instante, su amiga se desmoronó contra su pecho, hundiendo su cara entre sus hombros. La abrazó con fuerza, aunque aún en shock.—Lo siento... —susurró Odette, acariciando suavemente su espalda.El dolor en su pecho se hacía más grande, porque entendía lo que significaba este tipo de sufrimiento. No solo por lo que significaba estar atrapada en una situación sin salida, sino también por el peso de lo que podría venir.Willow la apretó más fuerte, casi como si temiera que alguien pudiera arrancarla de nuevo.—Odette... —la voz de Willow era apenas un hilo—. Lo que pasa es... que Noah y yo... tuvimos... tuvimos algo. En el viaje, una poción... y... y terminó pasando. Nos acostamos, pero..
C82- ¡ELÍGEME!Él se acercó más, su mirada fija en la de ella, como si pudiera arrancarle esa decisión, esa respuesta que ya temía. —Te lo pido una vez más —dijo, temblando, pero con una determinación feroz—. Elígeme. Olvídalo todo y quédate conmigo. No importa lo que la diosa diga, no importa lo que la manada quiera... solo tú y yo.Willow jadeó, el dolor surgiendo en su pecho, clavándose tan hondo que casi la ahogaba. «No puedes... pensó. No puedo. No es justo.»Ella sabía lo que su corazón gritaba, pero también sabía lo que era correcto. Noah no merecía perderlo todo.Su mano tembló al alcanzar su rostro. La acarició con suavidad y lo besó con ternura y cuando se apartó, el dolor en su pecho se convirtió en algo aún más profundo. —No —dijo con voz quebrada—. No puedo, Noah. Debes unirte a Nina. Y... y es lo mejor. Para los dos.Él sintió cómo algo dentro de él se quebraba. ¿Lo mejor? Esa palabra la odiaba. No era lo mejor. El calor de la rabia subiendo por su pecho como una lla
C83- MALDITOS TRAIDORES.Willow no pudo moverse.Sentía las miradas clavadas como cuchillas en su piel, y cada una dolía más que la anterior. Un murmullo creció como un veneno entre los asistentes, rápido, punzante, imparable.“¿Está embarazada…?”“Y no es de Ryland…”“¿Entonces de quién…?”“¡Qué vergüenza!”“¿Y aún pensaba unirse a otro?”Las voces se volvían cuchillos. Algunas llenas de burla. Otras, de desdén.Willow retrocedió un paso, con las manos aún cubriéndose la boca y los ojos inundados. Quiso gritar, correr, desaparecer. Pero no podía. Estaba atrapada. Expuesta.“¡No puede ser!”“¿Qué clase de loba hace eso?”“¡Es una vergüenza para la manada!”La palabra "vergüenza" se repitió como un mantra cruel. Bajó la cabeza. El pecho le dolía, por todos los que ahora la miraban como si fuera una mancha. Como si llevar dentro de ella una vida fuera motivo de asco.«No es justo… No es justo…»Zayden se había quedado sin palabras.Pero fue Noah quien se movió.Bajó del altar sin decir
C84- LO JURO POR MI SANGRE.La habitación que les dieron estaba lejos del salón de la ceremonia, alejada del bullicio, del caos… y del dolor.Willow se sentó al borde de la cama, las manos temblorosas y la mirada fija en el suelo. No podía dejar de escuchar los murmullos, los gritos, el dolor en la voz de Nina. El peso de todo lo que había pasado la aplastaba por dentro. Se sentía vacía. Rota.Noah cerró la puerta con suavidad, y el silencio entre ellos era denso, casi insoportable. La miró desde la entrada. Su espalda frágil. Su cabeza agachada. El temblor de sus dedos. Ya no era la loba fuerte que conocía. Era una mujer derrotada.—¿Por qué no me lo dijiste? —preguntó con voz baja, sin reproche. Solo dolor.Ella apretó los labios, y negó con la cabeza mientras unas lágrimas silenciosas rodaban por sus mejillas. Se cubrió los ojos con las manos, conteniendo un sollozo. —Porque... —la voz se le quebró—. Porque sabía lo que iba a pasar... Sabía lo que te costaría. Y me odio por ell