C168- LA QUE SIEMPRE HABÍA ANHELADO.
C168- LA QUE SIEMPRE HABÍA ANHELADO.
Zayden abrió los ojos lentamente, pero todo se sentía confuso. El techo de piedra y las cortinas gruesas le resultaban familiares, pero no recordaba cómo había llegado ahí. Un dolor leve le cruzaba el pecho y los brazos y sentía como si lo hubieran desgarrado por dentro. Intentó moverse, pero un peso cálido envolvía su mano, giró la cabeza y vio a Odette dormida en una silla junto a su cama.
Zayden sonrió.
Luego se dio cuenta de que estaba en su antigua habitación en el castillo. Todo estaba como lo dejo, como si nunca se hubiera ido.
Odette se movió y abrió los ojos de golpe y se quedó inmóvil, cuando lo vio despierto. Y entonces, sin decir nada, ella se inclinó y lo abrazó con fuerza.
—Diosa... gracias —susurró contra su cuello ―Estas bien…
El, la abrazó también, apretándola con una calma que no sentía hacía tiempo.
—¿Cuánto tiempo estuve dormido?
Odette se apartó y se secó las mejillas con la palma.
—Dos días. Estaba muy asustada… Los sanadores