C163- VOLVER A CASA.

El amanecer apenas despuntaba entre los árboles cuando Alma terminó de trazar el último símbolo en el suelo. Las velas negras parpadeaban, proyectando sombras sobre las runas. Kendra, impaciente, se agachó y ajustó una de las marcas con un gesto brusco.

—¡Así es más eficiente!— insistió, pasando el dedo por una línea curva para hacerla más pronunciada.

Odette no dijo nada, pero sus ojos estrechos delataban su desconfianza en el ritual. Zayden cruzó los brazos, mirando el círculo con escepticismo.

—¿Estás segura de que esto no nos dejará pegados en una pared?— gruñó.

Alma no respondió.

Y con movimientos precisos, levantó el cuenco de sangre de lobo y lo inclinó sobre el espejo de obsidiana. El líquido espeso resbaló por la superficie negra y, de repente, el espejo lo absorbió todo de un solo trago.

El aire se tensó.

Y luego un vórtice oscuro se abrió en el centro, chupando la luz a su alrededor. Las hojas del suelo levantaron vuelo, arrastradas por un viento sobren