C155- QUIERO QUE LO MATES.—¿Kendra? —dijo, perplejo—. ¿Qué haces aquí?La loba llegó agitada, pálida, con los ojos rojos y los labios apretados. Y Zayden no lograba entender cómo lo había encontrado.De inmediato, varios guerreros dragón la rodearon y la sujetaron, y ella forcejeó con desesperación.—¡Tengo que hablar contigo, Zayden! ¡Es importante!Los gritos hicieron que Odette saliera de la cabaña. Y se detuvo en seco al verla. Su rostro se endureció al instante, así como la rabia le subió por el pecho.—¿Qué hace ella aquí? —escupió.Zayden frunció el ceño y se acercó a Kendra, ignorando por completo a Odette.—¿Cómo sabías que estaba aquí? ¿Quién te lo dijo? ¿Maelor lo sabe?Kendra negó rápido con la cabeza y los ojos muy abiertos.—No... Maelor y Rodrick creen que estás muerto. Yo... escuché por accidente a dos de los guerreros de la manada de Alma hablar sobre la aldea de los dragones y que ella estaba ayudándote. —La garganta de Kendra se cerró—. Tenías razón…Los ojos se le
C156- SI LOGRAS TENER ÉXITO.Odette entró en la cabaña, llena de angustia. Su mirada fue directa a la cuna, donde el bebé yacía con el pequeño rostro arrugado por el llanto.—¿Qué pasa, mi amor? —susurró, mientras extendía las manos para recoger al bebé.Pero en cuanto tocó al niño, una extraña sensación la recorrió. El bebé se agitó, retorciéndose, y su llanto se volvió más áspero, más gutural, como si algo dentro de él luchara por salir.La ansiedad comenzó a apoderarse de ella, y lo que vio a continuación la dejó helada. Los ojos del cachorro, antes azules, ahora brillaban con un rojo opaco; las pupilas se contraían en finas líneas negras, como las de un depredador.—No…Luego soltó un grito ahogado cuando vio las marcas rojas debajo de la piel, pequeñas hileras de sangre que se expandían como raíces envenenadas.—¡No puede ser! —gritó, el pánico invadiéndola mientras tomaba a su bebé y lo abrazaba.Noah, que había entrado detrás de ella, retrocedió unos pasos, palideciendo. Los oj
C157- UN DIOS.Zayden cerró la puerta de la cabaña con más fuerza de la necesaria, pero Odette ni siquiera se inmutó. Estaba de pie junto al fuego, con los brazos cruzados y la mirada fija en las llamas.—No vine a discutir. —soltó Zayden, dejando caer su chaqueta sobre una silla.Odette giró lentamente y lo miró sin pestañear.—¿Qué quieres?Zayden frunció el ceño.—Tengo que armar un plan para entrar a la manada y me ausentare por unos días.—¿De verdad? —dijo ella, levantando una ceja—. ¿Y supongo que te llevaras a Kendra contigo?—Odette…—gruñó él, cansado—. Ella no vino por eso.—Lo sé —respondió Odette, con una sonrisa seca—. Y esa es otra decepción más. Porque confiaste más en ella que en tu compañera… Otra vez.Zayden resopló, se pasó la mano por el cabello y dio un par de pasos por la sala.—¡¿En serio estás diciendo eso?! —el alzó la voz, girando para encararla—. ¡Ese día yo estaba encerrado en una maldit4 carreta, Odette! Amarrado con plata. Y tú… tú estabas planeando un mal
C158- ¿TE GUSTA ESPIAR, ALFA?La puerta del gran salón del castillo reventó contra el muro. Rodrick entró como un huracán y, sin mediar palabra, lanzó una lanza a los pies de Maelor. El metal vibró clavándose en las losas de piedra, a solo un palmo de las botas del lobo.—¿Así que tú también eres una bestia? —escupió.Maelor no se inmutó. Solo alzó una ceja, como si el muchacho fuera un cachorro gruñendo sin dientes.—Sí. Pero tú eres demasiado bruto para haberlo notado antes.Rodrick escupió al suelo y su mente ardía, conectando los hilos sueltos. Si Zayden era una bestia, entonces...—¡Él es tu hijo! —rugió, los puños temblando—. ¡Zayden es tu maldito hijo!Maelor sonrió, lenta y cruelmente.—Así es. Y soportó la condena como nadie... tengo que reconocerlo. —Hizo una pausa, los ojos brillando con algo casi parecido al orgullo—. Lástima que tenga el corazón de su madre.Las manos de Rodrick se cerraron con tanta fuerza que las uñas le rebanaron la piel de las palmas.—¡Eres un maldit
C159- SE ME ACABÓ EL HUMOR.—¿Te gusta espiar, alfa?Ella no se cubrió. Solo comenzó a caminar hacia él, dejando bien claro lo que Zayden ya no podía evitar mirar.Y él no respondió. Su garganta estaba demasiado seca para hablar.Odette salió del agua con una sensualidad calculada, cada paso haciendo que sus caderas se balancearan, las gotas resbalando por su vientre y sus muslos...—¿Nada que decir? —preguntó, acercándose hasta que el calor de su cuerpo rozó el de él—. Qué raro. El gran Alfa Zayden, sin palabras.Él tragó, pero no retrocedió, sus ojos ardían, devorándola.—No deberías estar aquí desnuda —logró gruñir, aunque su voz sonó más ronca de lo que hubiera querido—. Cualquiera podría verte.Odette rio bajo y malicioso, mientras al mismo tiempo, deslizaba una mano por el pecho de él, sabiendo muy bien el efecto que tenía.—¿Y qué? —susurró—. ¿Te molesta que otros me miren? ¿O solo te molesta que no seas tú el que me toque?Zayden no pudo evitar el gruñido que le escapó al sent
C160- PEDIRTE PERDÓN.Odette aceptó hablar con Kendra, pero lo hizo con cara de fastidio.No le debía nada. Y mucho menos paciencia.Caminaron en silencio, alejándose de la aldea, hasta llegar a un claro. Odette se cruzó de brazos y se plantó firme.—Bien. Habla.Kendra respiró hondo. La mirada le temblaba un poco, pero se dio valor.—Yo… quiero pedirte perdón.Odette frunció el ceño. La verdad es que no esperaba eso.—Perdón por todo lo que te hice en la manada —siguió Kendra, con la voz baja—. Por cómo te traté. Por las miradas, los comentarios, las veces que quise hacerte sentir menos y mis maldades.Odette no respondía, la miraba con el ceño fruncido, esperando el resto.—Lo hice… porque pensaba que Zayden y yo tendríamos una oportunidad —confesó Kendra ahora avergonzada—. Creía que él... algún día... podría elegirme a mí. Y cuando llegaste tú, me sentí desplazada. Reemplazada.Odette seguía en silencio, fría, pero por dentro algo se le removía.—Ahora que sé la verdad... que somo
C161- COMPLETOS IDIOTAS.Zayden no pudo contenerse más.—¿Te diviertes? —preguntó, metiéndose en medio de los dos.El general dragón giró lentamente la cabeza y sus ojos dorados brillaron al reconocer al alfa, pero no con miedo.—Zayden —saludó con una breve inclinación.Pero él no respondió al saludo, estaba demasiado celoso para hacerlo.—Lárgate —gruñó, sin rodeos.El dragón no se movió. Y en cambio soltó un poco de aire caliente, lanzando una advertencia.—No sabía que esta era zona prohibida. Además, solo estaba conversando con tu compañera.Odette intervino antes de que ambos llegaran a más.—Estará bien, general —dijo, colocándose entre los dos —. Ya hablaremos más tarde.El dragón la miró, evaluando la situación, y después de un momento, asintió con elegancia.—Como desees, Odette —respondió, mirando a Zayden antes de alejarse.Odette esperó hasta que estuvo fuera de vista, antes de girarse hacia su compañero, los ojos encendidos.—¿Qué demonios te pasa?—¿Yo? —Zayden apretó l
C162- HECHIZO AL AMANECER.La cabaña quedó en silencio después de que Willow se marchó. Odette y Zayden se miraron, el aire entre ellos cargado de palabras no dichas.De repente, los dos hablaron al mismo tiempo:—Creo que debemos hablar.Se quedaron quietos un instante antes de reírse, rompiendo un poco la tensión.—Hazlo tú primero —dijo Odette, cruzando los brazos pero con una sonrisa juguetona en los labios.Zayden asintió y respiró hondo, como si estuviera preparándose para soltar un peso que llevaba meses cargando.—Estoy enojado... pero no contigo —comenzó, las palabras saliendo a trompicones—. Estoy enojado conmigo mismo. Por no haber podido salvarte antes. Porque tuviste que soportar a Leonard...Odette lo escuchó en silencio.—No me juzgues por eso —murmuró Zayden, apretando los puños—. Pero la idea de que estuviste en sus brazos... me mata.Odette lo miró como si acabara de crecerle otra cabeza.—Leonard jamás me tocó —dijo, tajante—. Nunca lo permitiría.Zayden se quedó ti