C129- DESTRUIRLO TODO.Maelor.El nombre se le metió como un cuchillo. El siempre había estado cerca: había estado en su infancia, en sus entrenamientos de joven, en los consejos del Alfa. Y ahora que sabía que él… él era su verdadero padre.Cerró los ojos y las náuseas lo asaltaron cuando pensó en Kendra.Ella le había confesado que estaba enamorada de él, y ellos… ellos eran medios hermanos. No podía respirar bien, sentía asco de todo y de todos.Noah dio un paso hacia él. Había permanecido en silencio hasta ese momento, dándole su espacio, pero verlo así lo sacudió.—Zay… No estás solo. Estoy contigo. Lo que sea que decidas, yo te apoyo.Él asintió y, por un segundo, esa frase le dio algo de alivio. Pero fue solo eso: un segundo. Porque todo lo que sentía se transformaba rápido. El dolor, la decepción, el vacío… se volvió rabia. Una rabia densa, hirviente. Y él no iba a huir. Ya no iba a hacer más preguntas; en cambio, iba a terminarlo.Se dio la vuelta y fue hacia la puerta.—Vámo
C130- NO ES LA ÚNICA BESTIA.Odette se quedó helada y, luego, sin pensarlo, salió a enfrentarlos.—¿Qué significa esto? —exigió, plantándose delante de ellos—. ¿Creen que pueden irrumpir en mi manada como si fuera un campo de guerra? ¿Y con ese ejército? Exijo una explicación. Ahora.Rodrick iba a responder, pero Leonard se adelantó. Su rostro no mostraba amenaza, sino algo más desconcertante: compasión.—Estoy aquí para salvarte, Odette —murmuró.Ella frunció el ceño.—¿Salvarme de qué?Willow, que ya estaba a su lado, le tomó el brazo. Tenía la piel fría, y el miedo le anudaba el estómago. Leonard no respondió su pregunta; en cambio, se volvió hacia el consejo, alzando la voz con claridad.—Estoy aquí para cazar a la Bestia.Un murmullo estalló como una ráfaga. Todos empezaron a hablar entre dientes, mirándose sin entender. El consejo, que también estaba presente, comenzó a moverse, inquieto.Odette sintió el pecho apretarse. Y Leonard levantó la voz aún más.—Zayden, su Alfa, es es
C131- UNA MÁS.Rodrick seguía en el centro, mostrando una sonrisa triunfal como si ya se hubiera coronado. Odette tragó saliva, se limpió las lágrimas y dio un paso al frente.—No tienes ningún derecho —espetó—. No eres Alfa, Rodrick. Recuerda que fue tu propio padre quien dejó a Zayden, y si lo hizo es porque no te consideraba apto para el puesto.Luego se giró hacia el consejo.—Aun cuando Zayden es la Bestia, su sangre sigue gobernando esta manada. Porque yo llevo a su heredero en el vientre. Y como Luna… también llevo su voz. Y la mía no ha dicho que te aceptemos.Rodrick apretó la mandíbula y giró hacia los miembros del consejo, buscando respaldo. Pero nadie habló.Y Odette los escaneó uno por uno.—¿Así de rápido olvidan todo lo que hizo por ustedes? ¿Cuántas veces los protegió? ¿Cuántas veces peleó por esta manada?—¡Nos puso en peligro! —interrumpió alguien.Era Maelor.—¿Y quién dice que debemos aceptar a la cría de ese monstruo como nuestro futuro? ¡Ese hijo traerá más maldi
C133- LO QUE ESTES DISPUESTA A ACEPTAR.Zayden se dobló sobre sí mismo, respirando con dificultad. Las cadenas le quemaban la piel, y la plata ya le había abierto heridas en las muñecas y el pecho. Aun así, alzó la mirada.—¡Maelor! Él también lo es. ¡Él fue quien mató a Iridessa!El murmullo se expandió como un disparo, y todos se voltearon hacia Maelor.El consejero alzó las cejas, como si acabaran de insultarlo. Luego miró al consejo y a la manada con el rostro controlado.—Esto es ridículo —dijo sin levantar la voz—. Es el último recurso de un hombre acorralado.Zayden apretaba los dientes de impotencia. Se estaba debilitando, y su lobo también. Podía sentirlo gimiendo en lo más profundo de su pecho, casi apagado.La rabia, el miedo y el instinto luchaban por sacar a la bestia. Pero si se transformaba, no habría control. No habría diferencia entre amigo o enemigo. Y Odette… ella podía salir herida, y esa idea lo retenía.—¡No solo yo soy una bestia! —gritó con la voz ronca—. ¡Tú t
C133 -SÉ MÍA.—No tiene por qué terminar así. Todavía hay una opción —susurró—. Pero depende solo de ti… y de lo que estés dispuesta a aceptar.Odette sintió un escalofrío recorrerle la espalda, no por las palabras, sino por el tono que usaba. Era la forma en que se inclinó hacia ella, tan cerca, como si tuviera derecho.Retrocedió medio paso, incómoda, dispuesta a mandarlo al diablo. Pero cuando volvió a mirar a Zayden, su pecho se apretó. Él ya no intentaba contener el dolor. Jadeaba, las venas del cuello se marcaban con fuerza. Era un hecho que estaba luchando, y eso la destrozó.Así que tomó la decisión, aunque sabía las consecuencias.—¿Qué… qué tengo que hacer? —preguntó.Leonard sonrió. Fue apenas un gesto, pero suficiente para helarle la sangre. Suspiró y se inclinó hacia su oído, hablándole despacio, disfrutando cada palabra.—Si vienes conmigo, a mi manada, yo me encargo de que a él solo lo encierren… y no lo ejecuten.El corazón de Odette dio un vuelco. Su primer impulso fu
C134 - TE DESEO ODETTE.Al día siguiente, Odette caminó por el pasillo con el estómago revuelto, el corazón acelerado y la mirada firme. Sus pasos eran decididos, aunque sus piernas apenas respondían. Se detuvo frente a la puerta y entró sin esperar respuesta.Él estaba de pie, junto a la ventana, dándole la espalda.—Acepté irme contigo —dijo sin rodeos—. Pero no me moveré de aquí hasta que Zayden y su beta sean trasladados. Quiero saber que están lejos, fuera de esta manada, antes de que parta.Leonard se giró despacio y había una sonrisa satisfecha y oscura en su cara.—Valiente y directa… —dijo mientras se acercaba—. Me gusta. Además, hiciste lo correcto… tomaste la mejor opción, Odette. —Se detuvo muy cerca de ella—. Te aseguro que serás tratada como una reina en mi manada.Ella se tensó cuando él alzó una mano y la posó en su brazo. Apretó los dientes, luchando por no apartarse de golpe. No quería provocarlo y arruinarlo todo.Leonard aspiró su aroma con descaro y se inclinó hac
C135 - SOMOS HERMANOS.Zayden despertó con un ardor insoportable en las muñecas y el cuello. La cabeza le palpitaba, y el sabor metálico de la sangre le llenaba la boca. Intentó moverse, pero cada mínimo gesto lo hacía gemir.Miró alrededor y se dio cuenta de que ya no estaban en la mazmorra. Ahora estaba encerrado en una carreta de acero negro y plata, reforzada con runas antiguas. El interior era angosto, donde apenas podía moverse. Las rejas eran gruesas y con púas que sobresalían hacia dentro, diseñadas para que cualquier intento de escapar lo destrozara. Miró hacia abajo: el suelo estaba cubierto con polvo de hierro lunar, una sustancia que debilitaba a los cambiaformas hasta casi dejarlos inconscientes.Evidentemente, Leonard no quería que escapara.Miró a su lado. Noah seguía inconsciente; había una herida como la de él en la cabeza. Preocupado, se aseguró de que respirara y, afortunadamente, lo hacía. La carreta comenzó a avanzar lentamente por el centro de la manada.La gente
C136 - EMBOSCADA.Kendra palideció.El mundo pareció vaciarse a su alrededor, y el asco le subió desde el estómago, llenándole la garganta. Sus labios temblaron, pero no alcanzó a decir nada.«Somos hermanos».Estaba a punto de hablar cuando la carreta comenzó a moverse. El crujido de las ruedas arrastrándose por el suelo seco la sacó del trance. Dio un paso atrás sin dejar de mirar a Zayden, pero él ya no la observaba.Kendra quedó inmóvil, con el corazón bombeando descontrolado. Y solo había una pregunta: ¿Y si era verdad?En otra parte, Willow ya estaba lejos del territorio de la manada. Se había marchado después de que habló con Odette, lo hizo sin que nadie lo notara. Todos estaban ocupados con el traslado de Zayden, tal como Odette lo había anticipado.Se detuvo en una zona alta, desde donde se veía parte del sendero rocoso. Tomó aire con fuerza, cerró los ojos y murmuró una oración a la diosa:—Haz que esto funcione… por favor… haz que funcione.Su pecho latía con fuerza, pero