¿RECUERDA A QUIEN PERTENECES?
―¿Qué… qué vas a hacer? ¿Por qué te estás desnudando? ―A ella no le gustó la mirada en los ojos de Cassian. Y menos la respuesta inmediata de su loba al haber dicho su nombre con tanta posesividad. ―Abre la puerta, quiero volver a mi habitación.
Aylin caminó sobre la cama y quiso ir en dirección a la puerta, no obstante, su marido no pensaba permitírselo.
―No tan rápido, Aylin ―dijo su nombre con una extraña suavidad ―Aún no he terminado contigo.
―¡Pero yo sí! ―comenzó a forcejear con él, sin saber que esto lo hacía más excitante. Como todo buen lobo, Cassian tenía un particular gusto por la caza y más si la presa, era una hembra de piernas largas y cuerpo hecho para pecar.
La apretó con más fuerza y bajó los labios hasta su oído y susurro.
―Eres irresistible cuando estás enojada conmigo.
Su contacto y sus palabras enviaron ondas de placer al cuerpo de Aylin, haciendo que fuera casi imposible mojarse.
«¡Desgraciado!»
―¡Vete al diablo, Cassian! ¡Su