UN LLAMADO DE AUXILIO.

UN LLAMADO DE AUXILIO

―Bien, entonces empezaremos cuanto antes ―Cassian extendió su mano y estrecho no tan fuerte la del hombre frente a él.

Se trataba de los nuevos socios de su empresa, una trasnacional petrolera. No podía estar más satisfecho, esta cooperación significaría un gran avance para su gente. En específico su manada, los cazadores de la luna.

En realidad, Cassian Blackwood era un hombre lobo, un descendiente de sangre alfa y un exitoso hombre de negocios. Su estadía auto impuesta en el mundo humano fue una decisión tomada hace mucho tiempo, primero porque le ayudaría a su hermano y segundo, porque era la única manera de escapar a su dolor. Aunque ya habia pasado suficiente tiempo, para Cassian era como si hubiera sido ayer, cuando recibió la peor noticia de su vida.

Su pareja y su hijo por nacer habían muerto trágicamente en un incendio, todos dijeron que habia sido un accidente, pero en su interior sabía que no era así. Según el, habia sido premeditado, pero sin pruebas suficientes, no pudo señalar al culpable y sintiéndose incapaz de soportarlo, huyo. Abandonando la manada.

Le pidió a su hermano mayor que lo dejara quedarse en el mundo de los humanos y a cambio él se encargaría de los negocios, ya hacia cinco años de esa noche y Cassian seguía sintiendo el mismo dolor cada vez que la recordaba.

El hombre se despidió con un asentimiento de cabeza y salió de su oficina.

Presiono el intercomunicador y le pidió a su secretaria que cancelara todos sus compromisos por la tarde. Quería estar en la comodidad de su ático, en una de las zonas más lujosas de Seattle. Era un hombre extremadamente solitario, sonreía si lo necesitaba y hablaba cuando lo requería, no era adepto a tener amistades. Sin embargo, respetaba el mundo humano y sus costumbres, tanto que incluso habia adoptado un par de ellas.

Abrocho su chaqueta y se puso de pie.

Era un hombre alto y musculoso, su cabello negro estaba perfectamente recortado, pero su rasgo más atrayente, eran sus misteriosos ojos verdes. No habia mujer que no se sintiera atraída por él, sin embargo, Cassian no era participe de tener relaciones a largo plazo, solo disfrutaría de una buena noche y luego, adiós.

Estaba convencido de que su corazón se habia ido con Ruth, la madre de su hijo. Por eso ya no le interesaba el amor.

Estaba a punto de salir cuando la puerta de su oficina se abrió, sus ojos se entrecerraron mirando a su secretaria.

Lorena era una rubia de tetas grandes y cabello demasiado rubio para su gusto, por lo general le gustaban morenas, sin embargo, era buena en la cama. Ya hacia una semana que lo habia comprobado y por lo visto, la mujer habia quedado encantada, porque sus feromonas invadieron la nariz de Cassian, dejándole claro que esperaba una nueva sesión de sexo.

La mujer se acercó lentamente a él y comenzó a acariciar su pecho con coquetería, le recordó a un gato afilándose sus uñas.

― ¿Ya te vas? ―pregunto en un desagradable tono seductor.

―Si. ¿Cancelaste todas mis citas?

―Por supuesto ―respondió mientras su mano seguía vagando por el pecho de Cassian y seguía su camino hacia abajo ―Estaba pensando que… ―su mano bajo un poco más y cuando estaba a punto de agarrarle la polla, Cassian agarro su muñeca.

―No estoy de ánimo, Lorena. Y, además ―dijo con clara molestia ―Creí haberte dicho que era cosa de una sola vez. No te hagas ideas equivocadas.

La mujer bajo la cabeza avergonzada.

―Lo sé, pero, esa noche la pasamos bien, y pensé que…

―No pienses ―Cassian agarro las llaves de su auto ― Lo único que tienes que hacer, es bien tu trabajo. No me hagas que te despida, ¿de acuerdo?

Ni siquiera se quedó a esperar su respuesta, simplemente salió y la dejo en la oficina. Camino calmadamente hacia el ascensor, luego marco el piso subterráneo, cuando llego al estacionamiento, presiono el boto en su mano y un imponente Bugatti encendió sus luces, subió al asiento del piloto y se fue a toda velocidad.

Condujo directamente a casa, a la seguridad de su soledad.

Salió del baño con una toalla en alrededor de su cadera, gotas de agua caían de su cabello que ahora tenía un aspecto salvaje, su torso musculoso y bien definido, sería la tentación para cualquier mujer, en el fondo sabia porque siempre querían una segunda cita.

Se sirvió un poco de whisky y observo la luna como todas las noches, de alguna manera le recordaba a ella, a su mundo, a su gente. A todo lo que habia dejado atrás.

Mas tarde esa noche, Cassian luchaba por despertar. En su sueño veía dolor y destrucción. Rabia e impotencia. Sangre y pena. Todo mezclado en un coctel tan tortuoso que ni el Dios del dolor podría llegar a igualar jamás.

Abrió los ojos con la respiración agitada y el cuerpo perlado de sudor, miro a su alrededor y se dio cuenta que se habia quedado dormido en la sala. Suspiro profundo y se levantó para volver a la habitación. Los recuerdos eran los mismos desde hacía veinte años.

El cuerpo de su amada Ruth calcinado y sabiendo que dentro también estaba su hijo, lo carcomió y lo lleno de rencor a todo aquello que llevara la palabra amor.

De repente la niebla se espeso hasta que el ya no pudo respirar ni ver. Sintió una opresión en el pecho y supo que algo estaba pasando en su mundo. Se tenso al sentir el dolor y la decepción dentro de él.

Cassian cerró los ojos y dejo que el mensaje llegara, era la voz de su hermano.

― ¿Alaric? ―pregunto Cassian―¿Qué sucede hermano?

La voz se escuchó lejana, sin embargo, Cassian pudo entender el claro llamado de auxilio de su hermano.

[…]

Después de lo sucedido entre Logan y Freya, Aylin ha guardado distancias, la rabia en su interior no ha mermado y teme cometer una locura, al menos en contra de la que creía su mejor amiga. Sin embargo, su loba estaba en calma, lo cual le pareció bastante curioso dado que su pareja, la había traicionado.

Dejo esos pensamientos de lado y se dijo que ahora que había vuelto a casa, tenía que encontrar su lugar en la manada y convertirse en una guerrera beta como su padre, así que estaba a punto de salir para hablar con algunas de las sanadoras y preguntarles en qué podría ayudar.

Cuando su examiga, apareció frente a ella como una mosquita muerta, Aylin tuvo ganas de vomitar.

― ¿Qué haces aquí, Freya?

―Aylin, tenemos que hablar, no puedes seguir ignorándome.

― ¿Perdón? ¿Quién dice que estoy ignorándote? Únicamente no quiero ver tu horrible cara, lo lamento, pero no me junto con traidoras.

― ¿Quieres dejar de ser tan inmadura? No hay nada que puedas hacer, Logan y yo estamos destinados. ―Freya dio un paso hacia ella, tratando de tomar su mano ―Aylin, nos conocemos desde que éramos cachorras, no puedes tirar todo por un simple macho.

Aylin guardó silencio y reflexionó sus palabras. A decir verdad, estaba molesta porque habían herido su orgullo, no porque Freya le hubiera robado a Logan, a pesar de que creía que era su pareja, su loba nunca lo reconoció, ese era un secreto que habían mantenido las dos, Sharon su loba, como ella.

Después de pensarlo, miró a su amiga y le dio una media sonrisa.

―Está bien, te perdono. Pero, todavía no quiero ver la cara de Logan delante de mí, ¿está claro?

―Muy claro. ―Freya se abalanzó sobre ella y la abrazo, después le pregunto ― ¿Iras a la fiesta, verdad?

Aylin negó con la cabeza.

― ¿Por qué? Es una buena oportunidad, ¿Quién dice que no esté allí tu verdadera pareja?

―No quiero saber nada de parejas, o por lo menos no ahora. Olvídalo, prefiero quedarme en casa.

―Oh, vamos, Aylin. No seas aguafiestas, acabas de llegar, pasaste bastante tiempo en el mundo humano, apuesto que extrañas el hidromiel.

Ella no pudo evitar reírse.

― ¿Recuerdas cuando nos escapábamos para beber el de tu padre?

―Por supuesto que sí, tuve una resaca de dos días, papá iba a matarme.

― ¿Lo ves? Has vuelto a casa, por favor, no te niegues, ahora podemos beber todo el que queramos.

Finalmente, Freya la convenció y Aylin accedió a ir a la fiesta, como en los viejos tiempos, se arreglaron juntas y se pusieron sus mejores ropas.

Eversun, era una montaña, rodeada de niebla y misterio, y está habitada exclusivamente por hombres lobos. Esta montaña es el lugar ancestral de los hombres lobo y ha sido su refugio de los cazadores durante siglos.

La sociedad de los hombres lobo en la isla es jerárquica tradicional, hay varias manadas y cada una liderada por un alfa poderoso y respetado. Pero a pesar de su estilo de vida aislado, los hombres lobos había adoptado muchas costumbres del mundo humano, como por ejemplo el lujo y la tecnología, razón por la cual tenian varias empresas en el mundo humano, para poder satisfacer todas sus necesidades.

Tanto Aylin como Freya se dieron una última mirada en el espejo. Terminaron de aplicarse el lápiz labial y salieron con brillantes sonrisas, hoy se celebraría el cumpleaños número 20 del próximo alfa de la manada ‘Cazadores de la luna’.

La fiesta estaba en todo su apogeo cuando ambas llegaron. Freya se inclinó hacia Aylin y le dijo que iría por un poco de hidromiel.

El hidromiel era la bebida predilecta en las noches de luna llena y rituales. Estaba hecha de agua de lluvia y miel, era como beber vino, por lo tanto, si no se controlaba podrías terminar con una buena resaca.

Aylin se había colocado un minivestido color rojo, que resaltaba su figura perfectamente, además de que su cabello platinado estaba recogido en una desaliñada coleta, dándole un aspecto salvaje.

Freya regresó con los dos vasos y sonrió.

―Salud ―dijo chocando su vaso con el de su amiga.

Por lo general las fiestas de hombres lobos eran como fiestas de humanos, había comida y bebida y buena música.

De repente, el beta de una manada aliada, se acercó a Aylin con una sonrisa.

― ¿Bailamos?

Ella estuvo tentada a decirle que no, pero luego se recordó que su pareja la había cambiado por su mejor amiga, así que, porque no divertirse un rato, además, Sharon seguía en calma, lo cual quería decir que este tampoco era su pareja.

Acepto con una sonrisa y se fue a la pista de baile.

La fiesta seguía su curso, los cuerpos se movían uno contra otros, cuando de repente la música cesó y un gran grito rasgó más allá de la puerta, obligando a Aylin a detenerse. Todos se quedaron quietos mirando a uno de los omegas cubierto de sangre.

El olor hizo que las fosas nasales de Aylin se dilataran y su pecho se apretó de miedo. El cuerpo se desplomó en el suelo y el aire salió de sus pulmones.

― ¿Lars? ―susurro.

Era un viejo amigo, lo conocía desde que tenía razón, era uno de los sirvientes más fieles de la familia Blackwood. Aylin corrió hacia él y se arrodilló a su lado.

―El alfa… ―dijo con sangre corriendo de sus labios ―El alfa… está muerto.

Los ojos verdes de Aylin se abrieron perplejos y miró hacia la habitación llena de gente e igual de perpleja que ellos. De pronto, Logan corrió hacia ellos con la respiración agitada, se arrodilló y agarró el cabello de Lars con brusquedad.

― ¡¿Qué has dicho?!

Pero él ya había dado su último aliento, soltando su cabeza y poniéndose de pie, ordenó a sus hombres que fueran a la habitación de su padre. Aylin no podía controlar sus nervios, el que alguien se haya atrevido a asesinar al viejo alfa, tenía los días contados y eso no era lo peor, eso significaba que alguien los había traicionado.

Los hombres de Logan regresaron no con muy buenos rostros, se inclinaron hacia él y dijeron algo que hizo que su cara palideciera, luego le dio una mirada asesina a Aylin y caminó hacia ella con paso rápido.

― ¡¿Tú lo sabías?!

― ¿Qué? ―ella preguntó con confusión.

―No te hagas la estúpida, Aylin. ―Logan agarro su brazo con tanta fuerza que estaba segura de que le saldrían moretones ― ¡¿Lo hicieron para vengarse porque te rechace?!

Esto hizo que todos los miembros se mirarán las caras, evidentemente no estaban al tanto de su ruptura.

― ¿De qué estás hablando? ¡Suéltame! ―ella forcejeó con él tratando de soltarse.

― ¡No, no voy a dejarte ir hasta que confieses!

― ¿Qué carajos tengo que confesar? ¿Estás loco?

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