C22-NADIE TOCA A MI ESPOSA.
El camino hacia la sucursal transcurría en silencio, la imagen de manifestantes enojados golpeando los vidrios de la tienda la perseguía como una sombra, y Kenyi mantenía ambas manos firmes en el volante con los nudillos tensos.
—No entiendo cómo pasó esto… —dijo ella finalmente, rompiendo el silencio, la voz baja y cargada de ansiedad—. Todo se revisa antes de salir, nada debería estar vencido.
Su primo frunció el ceño con la mirada fija en la carretera.
—Alguien lo provocó. No me jodas que fue casualidad.
Sara respiró hondo, conteniendo la frustración.
—Sí, estoy de acuerdo. Además… hace unas semanas, el dueño de esa nueva tienda que abrió en la zona vino a verme. Me ofreció dinero para comprar la nuestra y le dije que no.
Kenyi la volteó a ver con reproche.
—¿Y hasta ahora me lo dices? ¿Sabes lo grave que es eso, Sara?
—No quería preocuparte. Además, esos días estabas fuera, cumpliendo los encargos de tu jefe.
El nombre no necesitaba e