CON SOLO UNA MIRADA
CON SOLO UNA MIRADA
Por: Angeles Ubaldo
Capítulo 1

 Con una mirada

No puedo creer que mis padres hayan muerto por un irresponsable conductor borracho, no sé qué voy hacer, estoy sola en el mundo, no tengo hermanos ni nadie que vea por mí, mi tía Rosaura vive en Mérida  y no podrá venir hasta dentro de algunos meses.

Todo esto ha sido tan difícil, gracias a Dios el Sr Manuel se ha hecho cargo de todos los tramites del entierro de mis padres, es un Sr muy bueno, él quería a mi padre como si fuera su propio hijo, antes de morir, mi padre le pidió que cuidara de mí, el Sr Manuel aceptó gustoso pero yo no quiero ser un estorbo para él, mañana me mudare a vivir a su casa, aunque no será lo mismo, yo solo quisiera que mis padres volvieran a estar conmigo.

Estoy llegando a la casa del Sr. Manuel, es enorme, se ve que tiene mucho dinero, él me mira y me sonríe tiernamente, dentro la casa y es mucho más lujosa, frente a mi están unas enormes escaleras, es una casa hermosa.

Paz, la ama de llaves, me guía hasta mi cuarto, es tres veces más grande del que tenía en casa de mis padres, hay una enorme cama frente a mí, la Sra. Paz  me sonríe y me toca el hombro con cariño, después sale y me deja sola en esa enorme habitación, me siento en el borde de la cama  y suspiro, solo quisiera ver una vez más a mis papás.

— ¿Cómo te sientes?– pregunta el Sr, Manuel, lo miro y sonrío débilmente

— Bien Sr. Manuel, gracias por todo – digo y él sonríe con cariño

— No tienes nada que agradecer, yo quería a tu padre como si fuera mi hijo, y tú eres como una nieta para mí, así que si tú quieres, puedes decirme abuelo – dice él con alegría, solo sonrío y asiento

— Está bien, abuelo – digo y él sonríe complacido.

Han pasado varias semanas desde que llegue a la casa del Sr. Manuel, todos han sido muy buenos y cariñosos conmigo, y la verdad es que yo también les he tomado mucho cariño.

Al Sr. Manuel, ahora le digo abuelo, al principio solo lo hice para darle gusto, pero ahora me gusta, siento como si lo fuera de verdad, Paz es una señora muy buena y noble, siempre está al pendiente de mí y nos hemos tomado mucho cariño.

Bajo a la sala y veo mucho movimiento, la casa está más limpia que de costumbre, hay flores frescas en todos los rincones y los empleados están muy bien arreglados

— ¿Qué pasa Paz?  – pregunto desconcertada por tanta perfección

— Hoy llega León, el nieto de don Manuel – contesta con una amplia sonrisa

— No sabía que tuviera un nieto – digo asombrada, en realidad no se mucho de mi abuelo, solo sé que es bueno y que su cariño ha hecho un poco menos dolorosa la ausencia de mis padres.

— Si, León es el nieto de don Manuel, prácticamente León y su hermana Mía, se criaron con él, sus padres murieron cuando él tenía 10 años y ella 5, desde entonces vivió en esta casa – dice Paz  con afecto, al parecer le tiene mucho cariño, se nota por la manera en como habla de él

— ¿Y en donde estaba? – pregunto, aunque la verdad es que no sé porque me da tanta curiosidad saber del nieto del Sr. Manuel

— Estaba en España, se fue a vivir un tiempo por trabajo, él se hace cargo de la constructora de don Manuel y tenía que irse a vivir allá, pero ahora vuelve por fin – dice Paz  con una amplia sonrisa

Es media tarde, Paz  me obligó a ponerme un vestido para recibir al tal León, la verdad es que creo que exageran, pero bueno, todo sea por complacer a mi abuelo, él quiere que todo este perfecto cuando llegue su nieto.

Bajo las escaleras lentamente, miro a todos los empleados alineados en fila, mi abuelo abraza a un muchacho, supongo que es su nieto, veo a Paz , tiene los ojos llenos de lágrimas por la emoción, sigo bajando los escalones, mi abuelo y su nieto terminan su abrazo y él alza su mirada la cual se cruza con la mía, tiene unos brillantes ojos azules, lo miro como hipnotizada, la verdad es que es un hombre muy atractivo, es joven, y se notan sus fuertes músculos por debajo de su ropa, además  sus obscuros cabellos hacen juego con sus lindos ojos celestes. Él me mira fijamente y después sonríe de lado, siento desfallecer, debería ser un delito ser tan hermoso.

— Mariana, hija – dice mi abuelo y me saca de la hechizante mirada de su nieto

— León, ella es Mariana, Mariana él es León, mi nieto – dice el Sr. Manuel, sonrío tímidamente, él me sigue mirando fijamente y después se acerca a mí, puedo oler su perfume, huele bien, es un aroma embriagante

— Mucho gusto Mariana – dice cerca de mí, y me rodea con sus brazos, puedo sentir su firme cuerpo estrechado contra el mío, cierro los ojos al sentir su respiración cerca de mí, estoy aturdida, su sola presencia hace que me tiemblen las piernas, me besa la mejilla y después se aleja lentamente de mí, aunque yo quisiera quedarme ahí, aferrada a sus brazos.

— Hola – digo sonrojada,  espero que nadie se haya dado cuenta de mi pequeño trance, él sigue mirándome con intensidad

— Espero que el viaje no haya estado muy pesado – dice mi abuelo y hace que su nieto aparte sus lindos ojos de mí

— En realidad estoy agotado, voy a descansar  un rato – dice y sonríe, mi abuelo asiente, él vuelve a mirarme y  me regala otra sexy sonrisa

— Nos vemos – dice, asiento sonrojada, pasa a un lado de mí, me giro para seguirlo mirando, sube las escaleras y cuando está  en el último escalón se gira y me mira, me regala una hermosa sonrisa y después se pierde entre los muros de la casa, todos los empleados vuelven a sus labores, yo sigo parada en medio de la gran casa, él es tan perfecto, nunca he sido una muchacha de novios, en realidad nunca he tenido uno, nadie me había llamado la atención, pero él es diferente a cualquier muchacho que haya conocido, él es, un hombre.

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