Permanecí acostada entre las viñas, mi cuerpo aún pulsando de deseo mientras Christian se alejaba para atender la llamada del abuelo. El vestido rasgado apenas cubría mi cuerpo, la lencería negra con detalles rojos brillando bajo la luz de la luna. La brisa nocturna acarició mi piel caliente, trayéndome lentamente de vuelta a la realidad.
Los minutos se arrastraron mientras observaba las estrellas arriba, mi mente una confusión de pensamientos contradictorios. ¿Qué estábamos haciendo? Este matrimonio tenía fecha de vencimiento —seis meses, no más. Era solo un acuerdo comercial, no debía involucrarme. Para Christian era fácil. Siempre sería solo sobre atracción, sexo. Para mí, no era tan simple.
Christian regresó, guardando el teléfono en su bolsillo. Sus pasos eran calmados mientras se acercaba, su semblante preocupado a la luz de la luna.
"Estás pensando demasiado", observó, sentándose a mi lado entre las viñas. "Puedo prácticamente escuchar los engranajes girando en tu cabeza."
Acom