Tan pronto salimos de la entrada de la casa de los Carter y tomamos la carretera principal, ya no pude contenerme. La risa que había estado reprimida desde el momento en que Nate se negó a darle aventón a Alessandra finalmente escapó, empezando como una risa ahogada y creciendo hasta convertirse en una carcajada genuina.
"No puedo creer que hiciste eso", dije entre risas, girándome para mirarlo en el asiento del conductor.
"Ni yo puedo creer que lo hice", admitió Nate, moviendo la cabeza con media sonrisa incrédula. "Quiero decir, lo armó perfectamente. Frente a mis padres para obligarme a aceptar."
"Pero no aceptaste", señalé, aún sonriendo ampliamente.
"No", confirmó, pasándose la mano por el cabello. "Siempre fui criado para ser educado y caballero, especialmente con mujeres. Mi madre me mataría si supiera que me negué a darle aventón a algui