Las dos mujeres caminaron juntas, siguiendo un sendero estrecho que llevaba a una parte más aislada del jardín. El paisaje cambió ligeramente, con un pequeño claro rodeado de majestuosos árboles.
— Es hermoso aquí. — Comentó Ellis, maravillada.
— Es un rincón especial al que suelo ir en busca de paz y reflexión. Quiero compartirlo contigo.
Las dos mujeres se detuvieron en el centro del claro, observando la naturaleza a su alrededor. Antonietta puso una mano cariñosa en el hombro de Ellis. Miró profundamente a los ojos de Ellis, con una expresión enigmática y llena de significado.
— Ellis, querida, tengo curiosidad. ¿Qué serías capaz de hacer por tu hermano, Jason?
— Todo. Haría cualquier cosa para protegerlo y asegurar su seguridad y