Antonietta y Ellis permanecieron en silencio en el claro, inmersas en sus propios pensamientos, cuando uno de los matones de la familia se acercó, rompiendo el tenso silencio.
— Disculpe, señora. Hay alguien al teléfono que quiere hablar con la señora Amorielle.
— Ya voy. Gracias por avisar —agradeció Antonietta.
El matón miró a Ellis y corrigió su información.
— En realidad, están buscando a la señora Ellis Amorielle.
Ellis se sorprendió al escuchar su nombre mencionado. Siguió al matón de regreso a la mansión, curiosa por saber quién podría estar llamándola.
***
Ellis entró en la sala de estar, donde había un teléfono sobre una mesita cerca del sofá. Tomó