― ¿Como se siente, señorita?
Mareada, con ganas de vomitar, cansada, asustada.
―Bien―Murmuré apartando la mirada de la enfermera.
― ¿Segura? ―Preguntó sonando dudosa―Tiene que ser honesta, de lo contrario estará más tiempo aquí hasta que diga la verdad, estuvo a punto de sufrir una sobredosis.
Puta madre.
Los drogadictos sufrían sobredosis; yo apenas había probado un brownie con marihuana y fue como una borrachera en mis días de adolescente, así que no podían tildarme como una yonkie.
Pero alguien me había inyectado una droga capaz de matar e intentado secuestrar como si nada.
Abrí la boca y le dije a la enfermera como en realidad me sentía y giré la cara hacia la puerta cerrada.
Había escuchado a Christopher murmurando algo con la doctora cuando ésta salió 15 minutos atrás y é