Sonia sintió como de pronto Emilia se desvanecía entre sus brazos, así que se apresuró a sostenerla lo mejor que pudo para evitar que callera al piso y se golpeara.
Cuando Emilia despierto no se encontraban más en el jardín, sino que se hallaba recostada en uno de los sofás de la sala. Frente a ella se encontraba Sonia, quien la veía con verdadera preocupación.
—¿Qué fue lo que paso? —pregunto con voz queda, mientras intentaba incorporarse un poco a pensar de la debilidad que sentía.
—Te has desvanecido, te traje a dentro, pero en este mismo momento llamare al medico para que venga a verte —le dijo, disponiéndose a tomar su teléfono.
—No mamá, descuida estoy bien —le detuvo antes de que pudiera hacerlo y es que no lo creía necesario.
—No hija