La luz era escasa a excepción de los ocasionales relámpagos que surcaban el cielo y que hacían que la luz entrase por las ventanas, cuyas cortinas no estaban del todo cerradas. Aquello le permitía ver su rostro en calma y es que parecía tan pacífica que casi no parecía ser ella misma. Se permitió entonces verla con cuidado; deleitándose con su gran belleza, aquellos carnosos labios, sus largas pestaña y su respingada nariz. Aunque trato de evitarlo, no pudo evitar ver el resto de su cuerpo y es que no hacerlo resultaba imposible sin duda.
La parte alta de sus senos se asomaba por el escote de la delicada prenda que usaba, misma que en esa posición se ajustaba aún más a su cuerpo. Bajo entonces aún más la vista, viendo como esta se encontraba aún más corta de lo que recordaba, lo cual era mucho decir. Aquello había dejado al descubierto una mayor porción de la piel de sus piernas, misma que pretendió observar con mayor detalle.
No obstante, pronto se