Nicolás se sorprendió un poco y preguntó:
—Señor Rodríguez, ¿usted también está aquí?
Todos dirigieron sus miradas directo hacia Mateo. Por un momento, no supieron cómo responder a esa pregunta.
Lucía intervino con rapidez:
—El señor Rodríguez vino hoy de visita a nuestra casa. Nicolás, siéntate tú también.
Ana agregó al instante:
—Nicolás, estoy preparando la cena. Quédate a comer con nosotros, no te vayas, ¿eh?
—Está bien gracias, Ana—respondió Nicolás con cortesía.
Por suerte, el sofá era lo suficientemente grande para acomodarlos a todos de manera cómoda. Nicolás se sentó diagonal a Mateo. Tomás y Nicolás comenzaron a charlar muy animados, recordando viejos tiempos.
Fue entonces cuando Lucía se enteró de que, durante sus años de estudio, Nicolás vivía muy cerca de ellas y además conocía bien a sus padres. Le pareció algo extraño no haber sabido antes de esta curiosa conexión.
Al escuchar esto, el rostro de Mateo se ensombreció, visiblemente molesto. Sentado allí, oyéndolos habla