CAPITULO 5

CAPITULO 5

Llego Cecil a casa, tratando de no ser notada, pero ella fue quien no noto a su hermana mayor en la sala de la casa.

-carraspeo odiosamente- Donde estabas Cecil?

Cecil quedo fría, porque no espero que estuviera precisamente su hermana.

-estaba en el campo, caminando un poco, por qué?

-me necesitabas para algo hermana?

-acaso me puedes servir para algo? Pufff

Cecil rodo los ojos y le hizo una mueca de fastidio a su hermana.

-ja! ¿Y ahora haces esas groserías?

-tras de inservible, mal educada

Cecil ignoro como siempre el comentario despectivo de su hermana, era más común de lo que se puedan imaginar y es que la verdad, rebeca y Susan no eran precisamente las personas que más amaban a Cecil.

El entorno de Cecil era mucho más tranquilo cuando solo se trataba de su padre y de su difunta nana, la nana de Cecil murió hace un par de años y fue un golpe muy duro para ella, a veces ella misma duda del amor de sum adre y se culpa a sí misma por ello.

Cecil subió a su habitación y de tan solo recordar lo que había pasado con Alejandro, olvido por completo el mal rato con su hermana, como era posible eso? Ella aun no creía que había dado su primer beso, su primer beso.

Mientras tanto, Alejandro iba sonriente llegando a su casa, pensando en Cecil, en lo dulce y encantadora que era, él no se había imaginado que tan pronto conocería a alguien que cautivara su corazón de esa manera, estar con ella lo hacia sentir tranquilo, feliz y querer protegerla de todo y de todos, sentía la necesidad de darle el mundo completo a Cecil, de ponerlo a sus pies, quizá estaba siendo todo demasiado rápido, pero su madre alguna vez le dijo.

Cuando encuentres a esa persona especial para tu vida, lo sabrás simplemente, todo se dará y la vida la pondrá en tu camino y asi se sintió con Cecil, simplemente apareció en su vida.

La mañana siguiente, estaban todos a la mesa del jardín, en la hora del desayuno en casa de Cecil, cuando tocaron a la puerta.

-Señor Iván, busca alguien y trae un camión lleno de flores -dijo Ana, la servidumbre de confianza de la casa-

Iván salió de inmediato a ver que era un poco extrañado.

-buenas, la señorita Cecil Patel?

-soy su padre, quien la solicita?

-traigo este encargo para ella, -dice el mensajero señalando el camión lleno de todas y cada una de las flores, como las que estaban en casa de Alejandro-

-ah y trae esta carta.

En realidad, eran dos, una para Cecil y una para el padre de Cecil, la de Cecil venia en sistema braille.

Querido señor Iván Patel, permítame hacerle este regalo a su hija Cecil, recíbalo con amor y no se preocupe por el mantenimiento de estas, yo me encargare de costearlo.

Att: Alejandro Mercier.

-Pasen, Ana, guíalos al jardín por favor y donde pueden sembrar todas esas flores.

-Cecil, hija, ven por favor.

-esta todo bien padre?

-que es todo eso Iván? -pregunto una Susan muy confundida-

-por que tantas flores papa? -rebeca, no se quedaba atrás-

-Alejandro envió todas esas flores para Cecil.

Dicho esto, Iván se alejó, llevando consigo a Cecil a su oficina.

-Cecil….

-sabes por que te envió todo eso este muchacho? ¿Recién lo conoces, por qué haría algo asi?

-no lo se papi, como dices, recién lo conozco, no sé qué lo llevaría a enviarme ese regalo.

Pero por dentro, Cecil Moria de felicidad, ella tenia miedo de contarle a su padre, que ya había hablado con Alejandro en dos ocasiones, aparte de la vez del almuerzo en su casa.

Nunca imagino que el fuera capaz de enviarle tan gran regalo, de la noche a la mañana, porque realmente fue asi.

-Aparte, te envió esta carta y esta escrita en Braille -maravillosa jugada Pufff- dijo su padre muy para sus adentros-

-que? ¿Una carta para mí?

-si hija, para ti, toma.

-ok papi, me voy a mi habitación. -dijo Cecil, mientras salía casi que corriendo de la oficina de su padre-

-¡¡¡¡PERO NO CORRAS, CECIL!!! -grito Iván casi que palidecido por tal acto de su pequeña hija-

En el jardín mientras tanto, estaban el par de ponzoñas de Susan y rebeca.

-como que Alejandro le envió todo eso a mi hermana, mamá?

-explícame, por que no estoy entendiendo absolutamente nada.

-hija no tengo ni la más mínima idea la verdad.

-tendré que preguntarle a tu padre, ya vuelvo.

Rebeca quedo viendo como plantaban las flores en el jardín, mientras ardía de la envidia por tal regalo inesperado y que no era precisamente para ella.

En su cuarto, Cecil se sentó ene l borde de su cama, respiro profundo sosteniendo la carta entre sus manos y se disponía a leerla.

Mi bonita, quiero que sepas que no hay nada que no haría por ti, pondría el mundo a tus pies si me lo pidieras.

Con amor, Alejandro.

Pd: espero que te gusten todas las flores, espero verte pronto.

Esas palabras hicieron que Cecil saltara de alegría, lo que no entendió, ¿es como hizo Alejandro para escribir en braille?

Sin duda, deseaba verlo y preguntarle ese pequeño detalle.

Ya habían terminado de colocar las flores, crearon un hermoso camino con ellas, en uno de los tantos espacios que había en ese enorme jardín y se encontraba Cecil, feliz recorriendo ese nuevo sendero, seria su nuevo lugar favorito, aparte que quedaba muy cerca de un kiosko precioso con una banqueta, ideal para sentarse a leer sus libros o escuchar algunos otros, rodeada de flores.

Cuando de la nada escucha la voz de su hermana.

-por que él te mandaría flores?

-no se hermana

-ahora no sabes? Pues deberías, no es un detalle que se tenga con cualquier persona.

-si quieres saber, entonces pregúntale tu misma, hermana y sales de la duda por ti misma.

Y Cecil diciendo esto, sigue su camino, dejando a su hermana con la palabra en la boca y el mal genio a flor de piel.

Por otra parte, Alejandro recibió una llamada. Era el papá de Cecil.

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