AUDREY
El miedo se convirtió en asombro para después caer en alivio, el hombre que estaba frente a mí era un guardia de seguridad que había escuchado los gritos, tiró de David para alejarlo de mí.
—Señorita, ¿se encuentra bien?
—Si—dije aliviada.
—¿Quiere que llame a la policía? —preguntó mi salvador
—¿Podría hacer eso? —pregunté ya tranquila.
De pronto comencé a sentirme mareada, quizá era la adrenalina que estaba bajando.
—Eso no es necesario—protestó David mientras trataba de zafarse, de pronto otro guardia apareció y apoyó a su compañero para controlarlo—, ella es mi novia.
—Por supuesto que no—repliqué enseguida.
David comenzó a tironear con el guardia y de pronto le atenazó un golpe, mientras que el otro intentaba someter a David enseguida.
Esto no estaba bien, si estaba en ese estado, algo malo podría pasarme.
Corrí de nuevo hacia el restaurante, pero alguien me sujetó y solté un grito.
—Tranquila, señorita Vial—vi al hombre, era el encargado, solté un fuerte suspiro de alivio