Me cuesta centrarme en la peli, porque no hago más que mirar en la dirección equivocada. Mi mirada se traslada a Sam sin darse cuenta. Tiene los brazos cruzados sobre el pecho y la mirada fija en la televisión, como si de verdad le interesara la maldita comedia de los cojones.
Ni siquiera sé porque me enfado, pero lo estoy haciendo y me siento ridícula. No entiendo por qué no se ha ido aún. Pensaba que sólo quería desafiarme y en cuanto viera que no tiene ningún efecto sobre mí se iría, pero no, aquí sigue, tan jodidamente provocador y cabezota como de costumbre.
Aiden me da un suave apretón en la rodilla para captar mi atención. Desvío la mirada de Sam con rapidez y lo miro con cara de póquer. Frunce el ceño y se encoge de hombros con irritación mientras que yo enarco una ceja, negando levemente con la cabeza a modo de respuesta.
Por una milésima de segundo parece molesto, pero lo camufla con una rápida desviación de la mirada.
Está claro que no voy a