Al escuchar aquellas palabras mi madre sintió que su alma se le desprendía del cuerpo, desgarrándole la vida mientras una lanza traspasaba su corazón. - ¡No! -Gritó fuertemente, desmoronándose en el suelo.
-Diego ¿Dónde están?
-En el hospital central.
Bella cortó la llamada y todos intentaron levantar a mi madre para hacerle saber que no estaba sola, que allí estaban ellos apoyándola.
- ¡Papá, papá! Se lamentaba.
- ¡No estás sola Sara, aquí estamos! -Exclamó Belén. - ¡Todos te apoyamos! –Añadió, mientras la tomaba de los brazos para ayudarla a ponerse en pie.
-No puede ser cierto, hace unas horas se fue de aquí con vida y cómo es posible que ya no lo volveré a ver ¡No puedo soportar esto, no puedo, no puedo!
-S&ia