Diego estaba anonadado al escuchar a su hermana, puesto que la chica, aun cuando era menor que él, veía el mundo de forma distinta y con mucha más madurez, razonamiento y fortaleza.
-Tu enojo es con su madre, no con ella. Deberías verla y veras que ese amor que aun sientes por ella, te hará dejar de sentir lo que estas sintiendo.
Charlotte siempre había tenido las palabras correctas para hablarle a su hermano, su relación de hermandad era casi perfecta. La sonrisa que ella tenía era lo que Diego más amaba, por lo que no pudo evitar sonreírle.
-Déjame pensarlo.
-Con eso es suficiente. –Dijo, dirigiéndose a la puerta.
Al amanecer siguiente, todos se encontraban a la expectativa de lo que estaba a punto de ser revelado. Mi madre, temerosa de como reaccionaria ante aquella situación, sentía muchos nervios de