Alexa Castro
Apenas, llegamos a casa, salgo corriendo del auto como una niña, Leo sale a la entrada de la casa a recibirme y yo salto encima de él
Solo tengo semana y media aquí pero no se vivir sin él, tal vez lo que siento por Armando es solo atracción, mi subconsciente responde a su vez a este pensamiento —Sabes que no es cierto. —
Hago caso omiso a mis pensamientos y lloriqueo—Te extrañe. —
—No más que yo. — Responde el, un carraspeo a mi espalda me saca de la ensoñación, cuando volteo veo a Armando rojo de la rabia y cargando mis compras
—Leo, es Armando, Armando él es Leo. — Los presento, no sé porque me siento incomoda, mi abuelo ve la escena desde lejos…
—Su novio. — Suelta Leo extendiendo la mano, siento el impulso de rodar los ojos pero me contengo, no es necesario etiquetas, ni marcar territorio ¡no soy un objeto!
—Su esposo. — Expresa Armando, con una sonrisa hipócrita levantado las manos con las compras para no darle la mano.
Esto parece un concurso de meadas no