La desesperación en la mirada del hombre ingles, no podía ser fingida, Lucien Black, era experto en leer a las personas, sus gestos, sus movimientos de manos y cuerpo, no había encontrado nada falso en el maldito miserable que hizo llorar a su hermana, se estaba preguntado que debía hacer al respecto
— ¿Alguna vez te has equivocado en algo demasiado importante en tu vida y lo que más anhelas es una segunda oportunidad? quiero una segunda oportunidad, permíteme hablar con Luciana, por lo menos quiero intentarlo, si ella no quiere volver conmigo...
— ¿Te irás para siempre?
— ¿Me estás jodiendo? ¡por supuesto que no! insistiré una y otra vez en su perdón, le demostraré que... la amo
Lucien Black, quién no era la madre teresa de Calcuta y nada lo conmovía, pensó que lo mejor era dejar que la misma Luciana, decidiera si le daba la oportunidad al idiota que la dejo ir de su lado por imbécil o no, pero eso no significaba que no lo tendría vigilado
— Escucha, necesito que seas claro conmigo,