La Zona Anárquica
En la noche, los nativos realizaban danzas y cánticos al tiempo que daban a sus nuevos dioses unos alimentos consistentes en gusanos, escarabajos, lombrices y otros insectos aún más desagradables, oriundos del planeta. Habían encendido una fogata y el chamán de la tribu realizaba un rito fetichista ante el fuego.
—¿Les preguntaste sobre la Esfera? —consultó Zílog a Velkhar.
—Sí. Aparentemente adoran una estrella que fue traída por antiguos dioses similares a mí hace muchas, muchas lunas. Dicen que se encuentra escondida en la montaña sagrada donde tienen prohibido poner pie.
—Debemos ir a esa montaña sagrada a buscar la esfera —dijo Zílog.
—No es tan sencillo, Zílog —le respondió Velkhar. —¿Tienes idea de que clas