Capítulo 5.

Ryan: 

Sali de la casa y me quede paralizado al escuchar voces, era la señorita Brook, venía a grandes zancadas y muy mojada. Dorian venia detrás de ella montado en su caballo. 

—¿Que le pasó?

—¿No me ves? Estoy mojada —se posó frente a mi—, arruinaron mi costosa ropa. 

—Fue un accidente —dijo Dorian al bajarse del caballo. 

Me explicó que fue lo que pasó. Que el sistema del agua se había averiado y ella terminó empapada por accidente. 

—Puede ir a cambiarse, puede pescar un resfriado señorita. 

—Pues claro que lo haré, mi trabajo está hecho por hoy. 

Le quito el sombrero a Dorian y comenzó a caminar hacia adentro de la casa. La situación me parece demasiado hilarante. 

—¿Como te fue con ella?

—No se como decirlo... Fue demasiado duro soportarla, la tuve que subir a mi caballo por que se negaba a montar otro, no quiso hacer nada, solo contó los sacos —me entrego la libreta—, al menos eso hizo bien. 

Revise la libreta y efectivamente, ella había contado los sacos de arroz y maíz, todo estaba anotado de manera ordenada. 

—Esta bien —le dije—, al menos hizo algo. 

—No quiero imaginarme que pasara mañana contigo —rió— te compadezco. 

—Espero que no sea tan malo. 

La jornada de trabajo había terminado. Justo ahora debía ir hacia el terreno en donde estaba la maquinaria, debía reunirme con todos, Dorian deberia estar presente. En dos dias, sera para pagarles a todos los empleados. 

Mi hermano y yo fuimos hasta ellos. Poco a poco venían llegando, todos en las áreas distintas, debían darnos los reportes de cada área en la que trabajaban. 

En la hacienda, hay varias áreas. Como ganadería, criaderos, alimentos y des cosechas. Cada área en la hacienda es importante, cada trabajo se supervisa y se valora, ya que muchos de ellos se esfuerza para hacer bien su trabajo. 

—Bien muchachos, antes que nada —comencé—, deben saber o quizá ya lo saben, la hija del señor Morgan estará una temporada en la hacienda. Les pido respeto hacia ella, sobre todo mucha paciencia ya que ella, no es de por aquí. 

—Nos dimos cuenta —dijo Mike—, gritaba solo por haberse mojado. 

—Fue un accidente —respondí—. Lo único que les pido es que sean respetuosos con ella, es una mujer y saben que todas las mujeres de aquí, son sagradas. 

Conozco a la mayoría de ellos, se que suelen ser un poco brutos. Lo mejor es que desde ya sepan que deben mantener la distancia con ella y sobre todo el respeto. No quiero tener problemas con el señor Morgan por ello, el mismo dejó en claro que quiere que la cuidemos. 

El compromiso es mucho claro que si, pero no nos queda de otra que seguir las reglas que estipulo el señor Morgan. Nos hemos esforzado demasiado para mantener la hacienda en pie, queremos conservar nuestros puestos como capataces, así que lo que le suceda a ella, sera nuestra responsabilidad. 

(...) 

En la noche. 

Todos los empleados ya se habían ido. Yo estaba coordinando el trabajo para mañana con los animales. Tocaba ordeñar las vacas para llevar la leche al pueblo para la fabricación del queso, ordenar los huevos, además de llevar a los cerdos al matadero. 

Aquí en la hacienda no se mata ningún animal, solo se cría, se alimenta adecuadamente y se lleva al matadero para su debida distribución. 

Se que como veterinario es contradictorio, pero es mi trabajo mantener a los animales en buenas condiciones y bien alimentados para su distribución. 

Me puse de pie y camine rápidamente hacia la habitacion de la señorita, se escuchaban gritos así que entre arriesgándome de que me lanzara algo. Cuando lo hice, ella estaba tratando de cerrar la ventana. 

—¿Que pasa?

—¡Malditos mosquitos! —soltó un chillido. 

Cerró la ventana con fuerza, al voltear hacia mi, me quede un poco sorprendido al verla llena de marcas de picaduras de mosquitos. Las tenía por toda la cara, cuello y brazos. 

—¡Mira mi rostro! —se lo señaló— Esto cada vez es mucho peor. 

—Pues... No luce tan mal —me miró mal, yo alce ambas manos en señal de paz—, pensé que tenía repelente contra mosquitos. 

—No puedo usar repelente por que soy alergica a los químicos de esos —bufó—, esto es una tortura... Espera ¿que haces aqui?

—Escuché sus gritos desde abajo, pensé que era otro ataque de gallinas —dije lo más serio que pude pero quería reírme al recordar el espectáculo del ataque de las gallinas. 

—Muy gracioso —se sentó en la cama— Déjame sola ¿quieres?

—Como guste, avíseme si desea cenar. 

—Aquí comen solo carne —dijo con disgusto—, yo soy vegana. 

Eso me causó mucha gracia, ya que el señor Morgan me dijo que ella se cree vegana, ya que sigue las modas de hoy en dia. Pero bueno, cada quien con sus gustos extraños. 

—Pues, no solamente comemos carne —me miro—, hay verduras al horno si quiere. 

—No tengo hambre —se acomodó en la cama—, sal de aquí que no estoy de humor. 

—Como guste. 

Sali de su habitación, solté todo el aire que tenía acumulado en los pulmones. Dorian tenía razón, esa mujer es realmente desesperante. No puedo siquiera imaginar, que existan más personas como ella. 

Espero no poder toparme con alguno de esos algun dia. 

Estoy tratando de ser lo más amable posible con ella, pero la chica no colabora en lo absoluto. Jamas en mi vida había conocido a alguien que se quejara por absolutamente todo. 

No puedo decir que la entiendo, por que realmente no la entiendo. No se por que cree que vivir de este lado es malo, cuando es todo lo contrario. Como dice mi madre: La tranquilidad no tiene precio. 

(...) 

Al dia siguiente. 

Era tarde, demasiado tarde para comenzar con el trabajo, ahora estaba esperándola aqui a que terminara de arreglarse para poder comenzar. 

Odiaba darle la razón a Dorian pero la tenia, esa mujer es bastante desesperante. Lleva solo dos días aquí y ha cambiado todo nuestro sistema de trabajo. Eran las ocho de la mañana y a esta hora, siempre llevábamos el trabajo mucho mas que adelantado. 

—No quiero decirlo pero... Te lo dije. 

—Calla Dorian —el rió—, no te rías demasiado, mañana te vuelve a tocar con ella. 

—Ni me lo recuerdes, ella es demasiado desesperante, te juro que si fuese chico... 

—Ni termines la palabra —el alzo las manos—. Ahí viene. 

Venía haciendo el mismo procedimiento de ayer, colocándose bloqueador. Mi hermano se reía por lo bajo al verla toda llena de picaduras de mosquitos. 

—Suerte hermano —me dio un par de palmadas en la espalda y se fue. 

—¿Que hay que hacer? 

—Buen dia —salude de manera tensa, ella hizo una mueca—, sígame. 

—No montaré un caballo ¿verdad? 

—No. 

Camine hacia la sala de ordeño que estaba a unos cuantos metros de la casa. Dentro del mismo estaban las vacas listas para ordeñar. Hace un tiempo, habian maquinas que hacían el trabajo, pero como veterinario y amante de los animales, las máquinas solían estresar a las vacas y se ponían un poco ariscas, no se dejaban ordeñar así que sugerí al señor Morgan quitar las máquinas y usar trabajadores propios. 

Usualmente ellos les hablan a las vacas para que se mantengan serenas. Eso ayuda mucho al momento de ordeñar. 

—Buenos días muchachos.

—Buenos días señor Ryan —uno de los hombres se acercó a mi—, las vacas han sido ordeñadas desde temprano, aún quedan tres por terminar de ordeñar —asentí—, también fueron limpiadas y alimentadas. 

—Buen trabajo ¿cuanta leche fue esta vez? 

—Entre todas, unos seiscientos litros, ya están todos en los envases. 

Habian alrededor de casi cien vacas, todas estaban en plena producción de leche por que casi todas estaban preñadas, cosa que facilita mucho ya que al estar preñadas, producen más leche de lo normal. 

—Esperen —mire a Brook— ¿de donde sacan la leche?

—De las vacas. 

—A ver ¿cada vaca saca leche distinta? O sea, pasteurizada, descremada.. 

Escuché las risas de todos en el lugar. Ella los miró como si lo que acababa de decir y preguntar fuese lo más común del planeta. No cabe duda de que muchos no tienen idea de lo que leen en internet. 

Para ser una mujer de dinero y con estudios, la inteligencia le falta y mucho. 

—Ninguna vaca en el planeta saca leche distinta —respondí mientras reía—, todas sacan lo mismo, leche. 

Ella no respondió ante lo que le dije. 

—Venga conmigo, le mostraré el proceso... 

La guie hacia una de las vacas que estaban ordeñando, le pedí al chico que se parara y yo ocupe su lugar. 

—Espera ¿qué haces?

—Mostrarle cómo se hace, así sacamos la leche de las vacas. 

—Por Dios, que asco —hizo una mueca—, no toques eso.. 

—¿Que? ¿La ubre? 

—Lo que se que se llame esa cosa... Por Dios que asco —se dio la espalda y yo me puse de pie para acercarme a ella. 

—Señorita —se volteo—, esto es parte de mi trabajo ¿entiende? Esto se hace todos los días. 

—Pero es asqueroso... Además ¿la vaca no se lastima? ¿No le duele?

—No se lastima en lo absoluto. 

—Igual sigue siendo asqueroso que le toques la cosa esa a la vaca... 

Lejos de molestarme, me parece graciosa la manera en que ella se comporta. Se que esto es nuevo, pero está exagerando demasiado. 

(...) 

Al parecer, hoy si decidió prestar atención o quizá por que no tenia mas remedio que hacerlo, también puede ser por que no le regresé su teléfono. De igual manera sería una pérdida de tiempo que siga en busca de señal. 

Tuve que estar al pendiente de la leche que se fue hacia la distribuidora, la otra mitad fue a la comercializadora de queso. Estaba un poco estresado por el atrasó que tuvimos por ella. Siento que he sido demasiado paciente con ella, yo soy un hombre de paciencia duradera pero ella, ella está comenzando a sacarme de quicio lentamente. 

Se queja demasiado, por todo. Literalmente por todo. 

Me he dado cuenta, cosa que no es demasiado difícil, es que esta muy acostumbrada a dar órdenes, que todos deben hacer lo que ella pida. Y muestra de ello fue cuando pidió un vaso de agua de mala manera. 

Me tocó dejarle la jarra con el vaso para que se sirviera el agua por si misma. Obviamente armo su berrinche pero al final termino sirviéndose el vaso. Ella tiene un par de manos bastante funcionales,  servirse un vaso de agua no le hará daño. 

—Bien, ahora iremos al granero. 

—¿Que? ¿E-El de las gallinas? 

—Si. 

—No pienso entrar a ese lugar —negó— ¿recuerdas lo que paso en mi habitación? Pueden lastimarme. 

—A ver, las gallinas son un poco territoriales pero son inofensivas —me acerque a ella— ¿Por que le tiene tanto miedo? 

—Pues... En la escuela llevaron una, no recuerdo el por que pero, un par de niñas querían una pluma de gallina y yo me ofrecí a tomarla, la gallina me atacó, desde entonces les tengo miedo, de hecho a todo lo que tenga plumas y vuele. 

Queria reirme por lo que me había dicho, podré sonar malo pero, se lo tiene merecido por molestar a la gallina que no le hizo nada. 

—Bueno, entre conmigo, solo recogeremos los huevos, nada más. 

—¿Seguro? 

—Muy seguro, si no molesta a las gallinas ella no la molestaran a usted. 

Ella un poco insegura asintió. Tome la canasta y se la entregué, luego abrí el granero y de inmediato todas cacaraquearon al verme. 

—Hola preciosas —dije—, vine por la mercancía de hoy. 

—¿Le hablas a las gallinas?

—De hecho, a todos los animales —me acerqué a las primeras—, puede que no hablen, pero ellos nos entienden y son bastante intuitivos, tienen alma y pensamientos como nosotros. 

—Dijiste que eras veterinario. 

—Así es, creí que no lo recordaba —la mire. 

—No soy... Tan olvidadiza. 

—Si, me encargo del cuidado de los animales —tomé los huevos y los coloque en la canasta que tenía ella en sus manos—, los partos de las vacas, yo los asisto, de hecho de todas las hembras. Es mi trabajo. 

—¿También distribuyen animales? ¿Así como la siembra?

—Si —deje otros en la canasta—, pero esos solo es para alimentos. 

—¿Matan a los animales aquí?

—No, aquí los criamos, los alimentamos y luego se llevan al matadero. 

—Suena horrible —murmuró. 

—Suena horrible, pero así es la vida ¿no? Es parte de la humanidad el consumir animales, pero en mi caso, asi me los coma, no los maltrato. No consumo mucha carne la verdad, soy mas del pescado. 

—Yo no, soy alérgica. 

—Oh, es bueno saberlo, así no se le podrá dar pescado y no creerá que queremos asesinarla —rei. 

—No es gracioso.. 

—¿Ve como se puede hablar bastante bien con un simple ranchero? —deje mas huevos en la canasta y le sonreí— Luce menos amargada cuando no se queja. 

—Me quejo, por que me cambiaron la vida, esto es un castigo, el peor que me pudo hacer mi papá. 

—¿Ya la han castigado?

—Si, mi papá me quitó mi Mercedes por un mes y tuve que ir con chofer a todos lados. 

—Dios, que tragedia —solté de forma irónica. 

—¿Cierto? —resopló— Al fin alguien lo comprende.. Es terrible andar con chofer, que vergüenza.

Creo que no captó la manera en que se lo dije. 

—Creo que terminamos, hay que llevar los huevos al otro granero, hay que recoger más. 

—Pero estos son demasiados —miró la canasta. 

—Aquí hay más gallinas. 

—Ay no.. 

Comenzó a retroceder al ver que una gallina caminaba lentamente hacia ella.

—Aléjala de mi ¡Aléjala de mi! —chilló. 

Iba a tomar la gallina pero ella comenzó a patalear buscando alejarla pero terminó alterando a las demás y de pronto se volvió un caos con todas las gallinas. Brook estaba en el suelo, llena de plumas, de paja y cáscaras de huevos. Todos se habían roto encima de ella. 

—¡Que asco! —comenzó a chillar y a patalear sobre el suelo. 

Me agache a reirme, toda esta situación me pareció la mas graciosa que he visto en mi vida. Vaya que esta mujer es todo un caso. 

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