Zenda
Después de salir de la ducha no encontré a Alessandro. Pero si una nota en la que dice que no hace falta que le espere a cenar y que no llegará a dormir. Frunzo el ceño, ¿dónde irá? Suspiro y dejo la nota en su sitio. Me meto en la cama y trato de dormir. En realidad, estoy agotada y no hice absolutamente nada.
(...)
Me levanto por un ruido y veo que es la puerta abriéndose. Miro el reloj y veo que son las tres de la mañana. Maldigo, seguro que es Alex. Y definitivamente lo es.
-Zenda, levántate.
Frunzo el ceño. Y me giro cuando enciende la luz. Esta loco.
-Alessandro, son las tres de la mañana. ¿Que coño quieres?- Cuando irrumpen mi sueño soy peor que Maléfica.
Alessandro se sorprende.
-Esa boca, joder. Uno viene en buena fé y le reciben mal.
-¿Estas borracho?-Le digo incorporándome.